"Hay muchas dificultades, la primera es que es un tema que raramente está en la agenda política del país, solo ocurre en año electoral, y en el Poder Judicial y en el Ministerio Público el tema se aborda tímidamente", indicó Dodge en la apertura del Seminario Internacional de Ejecución Penal en Brasilia.
Además, agregó que las prisiones no cumplen su papel de reinserción y ni siquiera de aislamiento de los presos porque acaban siendo bases de las grandes facciones del narcotráfico, que desde ahí siguen dominando sus redes de delincuencia.
"Esas facciones dominan el crimen dentro y fuera de las cárceles, controlan innumerables negocios ilícitos, blanquean dinero e incluso financian campañas electorales, todo eso es grave y debe ser examinado adecuadamente", afirmó.
Respecto a la saturación del sistema de prisiones, el ministro de Derechos Humanos, Gustavo Rocha, lamentó que en parte se deba al desinterés de los estados, que tienen la competencia en el área de la seguridad pública.
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Las cárceles brasileñas albergaban en junio de 2016 a 726.712 presos, el doble que hace una década, según el recuento más reciente, divulgado por el Ministerio de Justicia de Brasil en diciembre de 2017.
La cifra constata el grave problema de masificación de los centros penitenciarios, dado que la capacidad real del sistema es de 368.049 plazas
Hay una sobrecarga del 197%, un porcentaje solo superado en el mundo por Filipinas (316%) y Perú (230%).