"No vamos a comprar los S-400 para dejarlos en un almacén. Los usaremos si es necesario. Es un sistema de defensa, ¿qué vamos a hacer con él sino defendernos?", manifestó el presidente turco citado por el diario Hurryet Daily News.
Erdogan agregó que su país no va a depender de EEUU en este aspecto y recordó que Ankara hace años que solicitó a Washington sistemas de defensa antiaérea, siempre para recibir la respuesta de que "el Congreso de EEUU no lo autoriza".
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A su vez, Moscú "respondió a nuestra solicitud con una oferta bastante atractiva", ofreciendo una producción conjunta y condiciones de préstamo muy favorables, así que Turquía optó por esta opción.
La OTAN, de la que Turquía es miembro, se manifestó en contra del contrato bajo el pretexto de la imposibilidad de integrar los sistemas rusos a la infraestructura de la OTAN, un argumento que Ankara descartó al recordar el servicio de los sistemas de generación anterior, S-300, en el Ejército de Grecia.
También, EEUU aludió a posibles sanciones contra Turquía por hacer negocio con una empresa sancionada —Almaz-Antei, el fabricante de los S-400, está bajo sanciones de Washington—. Ankara rechazó el lenguaje de las amenazas y prosiguió con el contrato.
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Por su parte, Rusia aplicó esfuerzos para adelantar los suministros de los sistemas. Actualmente, se espera que las primeras unidades lleguen a Turquía dentro de un año, en julio de 2019, concluye el medio turco.