Fundado en 1954 por el hombre de negocios estadounidense David Rockefeller, el club Bilderberg funciona según las reglas establecidas por su fundador: dos tercios de sus miembros están representados por la Unión Europea, y el resto, por América del Norte. De acuerdo con el periódico Giornale, los miembros italianos del 'comité directivo', John Elkan y Lilli Gruber, son los responsables de costear la organización del evento de 2018.
El lugar de encuentro de las personas más poderosas del mundo se mantiene en secreto hasta el último momento, para que ellos puedan debatir libremente y, quizás, decidir acerca del destino de nuestro planeta.
El experto explicó que el club fue fundado como manera de reunir anualmente a los líderes políticos, económicos y de la sociedad civil de América del Norte y de Europa. Una de las personas que inspiró la creación del grupo fue Jozef Retinger, un político expulsado de Polonia, fundador del Consejo de Europa y del Movimiento Europeo, actuando con el consentimiento de la Casa Blanca y bajo los auspicios del príncipe Bernardo de los Países Bajos, detalló.
"La iniciativa fue claramente parte del esfuerzo atlantista contra la URSS durante la Guerra Fría. Sin embargo, después del colapso de la Unión Soviética, el club continuó existiendo, centrándose ahora en promover las ideas del mercado libre y de la 'gobernanza global'", agregó.
Scalea consideró que el club Bilderberg es un "ejemplo perfecto de una élite transnacional y cosmopolita que durante años ha dictado la agenda de los medios de comunicación y la política".
"Por esa razón, algunos teóricos de la conspiración han exagerado el papel del club, pintándolo como un verdadero Gobierno mundial", subrayó
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El experto detalló que para participar en el club, es necesario "ser parte del 'establishment', de su élite económica, política o cultural". Los miembros del grupo, además, suelen compartir la posición de la clase dominante y "apoyar activamente el globalismo", es decir, apoyar la idea de que el mundo debería unirse bajo un único sistema económico e ideológico, así como una estructura unificada de gestión y control. Sin embargo, hay miembros del grupo que no comparten estas ideas, aclaró.
"Las decisiones del club no se someten a votación y el club no publica declaraciones oficiales: se sabe, al menos en términos generales, sobre lo que hablaron, pero no como lo hablaron", apuntó el experto.
El gran nivel de sigilo acerca del grupo nutre la imagen de 'un gobierno mundial en la sombra' que Bilderberg tiene alrededor del mundo, pero el experto consideró que las cosas no son exactamente así:
"En primer lugar, hay que aclarar una cosa: Bilderberg no es un 'gobierno mundial en la sombra', no es una conferencia anual donde se decide hacia dónde irá el mundo en los próximos doce meses. Es un congreso, como muchos otros, cuya particularidad es reunir a personas de muy alto rango en una atmósfera de estricta confidencialidad", subrayó Scalea.
"El poder del establishment es grandioso, pero el Bilderberg es solo una pequeña manifestación de su existencia. Por otro lado, el 'establishment' no es unánime, ni siquiera en el nivel euroatlántico: de lo contrario no presenciaríamos frecuentes malentendidos entre países e individuos de poder", destacó Scalea.
El analista italiano confirmó, además, los rumores de que los miembros del club consideran a Putin un líder incontrolable:
"Sin lugar a dudas, Bilderberg evalúa desfavorablemente el crecimiento de la influencia de Rusia, por no mencionar la política independiente de Vladímir Putin", enfatizó el analista.
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Según el experto, el encuentro en Turín servirá para discutir "temas de relevancia obvia", como el populismo en Europa, el libre comercio, el papel de liderazgo de EEUU, Rusia y la rivalidad iraní-saudita.
Scalea consideró, además, que se hablará de internet y de cómo esa es "una herramienta peligrosa en manos de los enemigos del 'establishment'". Se estudiarán formas de "reglamentarlo, controlarlo y evitar que las personas lo usen para construir narrativas alternativas a las dominantes", concluyó.
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