"No sé cuál es el criterio para alguien que dice que fue tramposa (la elección de Río 2016)", dijo el expresidente, quien más adelante subrayó: "Nunca supe de ninguna negociación sospechosa, en ningún momento", según un fragmento de la conversación citado por el diario O Globo.
Respondió al juez (con sede en Río de Janeiro, sureste) en calidad de testigo por videoconferencia en el marco de una causa que investiga los presuntos delitos del exgobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, y ésta fue su primera aparición pública desde que entró en la cárcel.
Río fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016 en octubre de 2009 en Copenhague (Dinamarca), por una diferencia de 40 votos respecto a la segunda clasificada, Madrid.
Te puede interesar: Líderes indígenas brasileños piden liberación del expresidente Lula
Preguntado por la Fiscalía sobre recibió algún tipo de promesa o favor de la delegación de algún país a cambio de apoyo a la candidatura de Río, el expresidente lo negó.
"No hay intercambio, que África apoya a Brasil era una cosa natural; viajé 34 veces a África (durante su Gobierno), abrí 19 embajadas en África, eso daba a los africanos casi una hermandad con Brasil; yo peleaba para que los continentes pobres tuviesen el derecho de realizar unos Juegos Olímpicos", argumentó Lula.
Según las investigaciones de la Fiscalía el exgobernador de Río Cabral lideraba una trama corrupta (de la que también formaría parte el expresidente del Comité Olímpico Brasileño, Carlos Arthur Nuzman) que consiguió apoyos a cambio de dinero.
Te puede interesar: Qué hay detrás de la polarización de la sociedad brasileña tras la condena de Lula
Un empresario muy cercano a Cabral y con importantes negocios con el Estado de Río, Arthur Soares, habría pagado al menos dos millones de reales (unos 530.000 dólares al cambio de esta jornada) para comprar al menos el voto favorable del entonces presidente de la Federación Internacional de Atletismo, Lamine Diack, que en aquel momento era miembro del COI.
El interrogatorio a Lula transcurrió en un ambiente distendido e incluso hubo espacio para las bromas: el juez Bretas (que se encarga de los delitos de la operación Lava Jato en Río de Janeiro) le dijo a Lula que cuando era joven, a los 18 años, fue a uno de sus mítines y llevaba una gorra y una camiseta con su nombre.
Te puede interesar: Expresidente brasileño Lula: "Saldremos más grandes y más fuertes"
Lula, que pretende ser candidato a las elecciones del 7 de octubre a pesar de estar en prisión y asegura que es víctima de una persecución judicial, le respondió sonriente: "Cuando haga un mitin ahora le llamaré para participar".
El líder del Partido de los Trabajadores lidera las encuestas de opinión de cara a las elecciones, aunque es poco probable que pueda presentarse, dado que la Justicia Electoral brasileña impide candidaturas de personas que hayan sido condenadas en segunda instancia.