Las autoridades ucranianas informaron de que Bábchenko había sido asesinado a tiros en la puerta del apartamento donde vivía en Kiev, capital de Ucrania. El Gobierno del presidente, Petró Poroshenko, de inmediato acusó al Kremlin de estar detrás del crimen, y Occidente, incluidos los medios, compró la versión.
"Ucrania acusa a Rusia de estar detrás del asesinato del periodista opositor en Kiev. El primer ministro ucranio pide que los asesinos sean castigados y Moscú rechaza de manera categórica todas las acusaciones", así titulaba El País TV una de sus primeras crónicas sobre "la muerte" de Arkadi Bábchenko.
Varios colegas del periodista envían maldiciones a Putin, pegan fotos de Bábchenko sobre el muro de la embajada rusa en Kiev. En el centro de Moscú se organiza una manifestación no autorizada para protestar contra el "asesinato de Bábachenko" y las fuerzas antidisturbios están a punto de intervenir, pero justo en este momento llega el segundo acto de esta historia.
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Un acto que la cadena Euronews en español tituló: "Insólito: Ucrania anunció la muerte de un periodista, pero era un simulacro".
Esto sí que parece de chiste. El periodista ruso 'asesinado' y reaparecido cuenta que le echaron sangre de cerdo para simular las heridas, un profesional le maquilló, y le dieron una camiseta con agujeros de bala. Luego le llevaron en ambulancia al hospital que le declaró muerto, y de ahí a la morgue, donde 'resucitó' y por las noticias en las cadenas de televisión se dio cuenta de 'qué gran tipo era yo'. Palabras textuales.
Estos son algunos detalles que dio Bábchenko sobre la pantomima del atentado organizado por los servicios secretos ucranianos, supuestamente para ponerle a salvo de un complot ruso. El periodista resucitado aplaude a las autoridades ucranianas, pero parece que no todos están de acuerdo.
Euronews en español, nuevamente, se expresó con claridad al respecto: "Críticas a la simulación del asesinato de Bábchenko".
Hay que decir que la reacción de los medios rusos ha sido unánime. Muchos trazaron un parangón entre la historia de Bábchenko y el envenenamiento en Reino Unido el exespía ruso Serguéi Skripal y a su hija Yulia.
Los ejemplos son varios:
"Una copia del modelo británico", titula el diario Rossiyskaya Gazeta. "El caso Skripal y el asesinato de Bábchenko tienen la misma lógica que es denigrar a Rusia por fas o por nefas".
El rotativo Izvestia opina que "el Servicio de Seguridad de Ucrania organizó una farsa, una parodia al envenenamiento de los Skripal".
Y el diario Nezavisimaya Gazeta escribe que "la mistificación con el asesinato de Arkadi Babchenko evoca la historia del 'caso Skripal'".
Por su parte RT llama la atención al hecho de que el envenenamiento de los Skripal tuvo lugar en vísperas de las elecciones presidenciales en Rusia, mientras que el simulacro del asesinato de Bábchenko se produce dos semanas antes del inicio del Mundial de Fútbol Rusia 2018.
Lo que las autoridades ucranianas a lo mejor veían como una ayuda a los críticos de Rusia en todo el mundo, en realidad ha creado problemas a Occidente que ahora no podrá evitar comparaciones irónicas con el caso Bábchenko.
Y lo importante es que parece que por fin la comunidad periodística internacional se está dando cuenta de que está siendo manipulada por las autoridades ucranianas.
"¿Qué demonios había ocurrido?", se pregunta Alfonso Armada, presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras, en un artículo de opinión publicado en El País titulado: "Ucrania juega con la verdad y se pega un tiro en la sien".
No se puede estar más de acuerdo con Reporteros sin Fronteras respecto a que lo único positivo en toda esta historia es que el periodista está vivo. Todo lo demás es lamentable. Incluso, antes que nada es lamentable la actitud de los que se apresuraron otra vez a condenar a Rusia de 'un nuevo crimen' sin bajar a la realidad.
Quizá lo que sorprenda sea que algunos gobiernos Europeos no llegasen a tiempo para anunciar nuevas sanciones contra Moscú por 'una nueva víctima'. Pero lo más probable es que estuvieran a punto de hacerlo.
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Como escribió Alfonso Armada en su artículo publicado por El País, hablar de noticias falsas es dejarse engañar, al indicar que si es noticia, no puede – no debe – ser falsa.
"Es otra cosa. Y cuando los también llamados servicios de inteligencia se ponen manos a la obra, miel sobre hojuelas para hacer trizas la verdad. No son noticias, es desinformación. Una tarea a la que se han aplicado los poderes, los gabinetes de propaganda y mercadotecnia, y por supuesto los servicios secretos, desde la guerra de Troya".