La investigación se basa en 141 pacientes a los que se les había diagnosticado cardiomiopatía alcohólica, un tipo de insuficiencia cardíaca que se da cuando se consume una cantidad de alcohol equivalente a unas siete botellas de vino a la semana durante cinco años. El 13,5% de los pacientes también sufría déficit de titina, una proteína que resulta crucial para mantener la elasticidad de los músculos del corazón. Su déficit es una condición excepcional dado que se calcula que solo una de cada 100 personas padece este tipo de carencia.
"En el estudio, el 13,5% de los pacientes portaba esta mutación, una cifra mucho más elevada que la proporción de personas portadora en la población en general", añaden.
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Los resultados sugieren que esta condición no deriva simplemente de las consecuencias dañinas del alcohol, sino de la predisposición genética "y de que otros miembros de la familia puedan sufrir ese mismo riesgo", explica el doctor James Ware, del Instituto Nacional del Corazón y del Pulmón del Imperial College.
"Nuestro estudio sugiere que el alcohol y la genética se relacionan entre sí y que la predisposición genética y el consumo de alcohol pueden actuar a la vez y provocar insuficiencia cardíaca", señala.
"La relación entre el alcohol y el corazón es complicada. Si bien el consumo moderado de alcohol puede tener beneficios para la salud, uno excesivo puede causar serios problemas cardiacos. Esta investigación sugiere que, en aquellas personas con insuficiencia cardíaca por déficit de titina, el alcohol puede empeorar su condición", subraya el doctor Paul Barton, uno de los autores del estudio.
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