En México el empresario local de Coca-Cola, Vicente Fox, ocupó la presidencia de 2000 a 2006; en Chile se reeligió al hombre de negocios Sebastián Piñera, quien ya había ocupado ese cargo entre 2010 y 2014; en 2013 Paraguay eligió al tabacalero Horacio Cartes, quien este año será sucedido por el empresario Mario Abdo Benítez, propietario de una constructora de obra pública.
"Empresarios y política en América Latina. De los bastidores al escenario público", así se llama la aún inédita investigación realizada por Serna, sociólogo y doctor en Ciencia Política, y el magíster en sociología Eduardo Bottinelli.
"Las situaciones más preocupantes —señaló Serna a Sputnik— están en México, Brasil y los países del área andina. Todos los indicadores muestran una presencia más fuerte de empresarios en la política y una incidencia negativa sobre el funcionamiento de la democracia", aseguró.
En ese sentido, contó que cuando la política responde más a grupos específicos de poder y menos al conjunto de intereses de la ciudadanía, se habla de "un 'proceso de captura' del Estado".
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Es un "problema serio" que históricamente ha sido poco explorado y que se propusieron investigar en el marco del programa "Élites, políticas fiscales y privilegios en América Latina y el Caribe" del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y Oxfam.
"Queríamos tratar de entender si este fenómeno que aparecía como nuevo y es claramente visible en algunas presidencias era simplemente una cuestión de un personaje o de un relacionamiento más global de una categoría social, de determinados grupos empresariales, y entender cuáles son y qué tipo de empresarios se están acercando más a esa política pública", explicó.
Según los resultados preliminares que Serna publicó en Le Monde Diplomatique en español, El Salvador es el país que tiene más proporción de patronos (diputados que eran jefes o altos cargos de empresas, grandes propietarios terratenientes o comerciantes antes de resultar elegidos) entre los representantes electos (40%).
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Le sigue Colombia (26%), Chile y Brasil (24%), Perú (23%), México (21%), Uruguay (17%) y Argentina (13%). Sin embargo, según publicó La Diaria, durante la presentación de la investigación en Uruguay, Serna aclaró que esos datos "no abarcan a la totalidad de los parlamentarios: por ejemplo, la proporción en Uruguay si se tiene en cuenta a los senadores asciende a 25%".
"Esto muestra el sobredimensionamiento empresarial. Cuando uno piensa el peso de los empresarios en el conjunto de la población en la región, se encuentran entre 5% y 12%, pero nunca llegan a 20%", dijo Serna al diario montevideano, "de modo que su representación en el terreno legislativo es ‘por lo menos el doble'".
El licenciado en Sociología y doctor en Ciencia Política de la Facultad de Sociología de la UDELAR, Miguel Serna, presentó este miércoles en el @MTSSuy un adelanto de su investigación sobre los empresarios y la política en América Latina: https://t.co/qtT46kTvNx pic.twitter.com/lI80Uj1oi8
— MTSS (@MTSSuy) 24 de mayo de 2018
Ese fue uno de los principales hallazgos que arrojó el estudio; otro logro fue que pudieron "aproximarse" a la influencia que las élites económicas ejercen en la vida política desde dos perspectivas, la que se ve reflejada en las políticas públicas cotidianas y los gobiernos, y las que refieren al "incremento o ascenso de la movilización empresarial hacia la vida partidaria y parlamentaria". Según Serna, actualmente esto último es lo "más visible".
Los resultados indicaron que 30% de los empresarios integra partidos de derecha, 20% está en sectores de izquierda y 13% se ubica en el centro.
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Los sociólogos también pudieron constatar "la percepción extremadamente frágil del funcionamiento de la democracia" en América Latina. El promedio de los especialistas consultados con los que se elaboró el estudio "creen que los políticos responden más a las élites constituidas que a la ciudadanía […] Preocupa cómo está funcionando la democracia y determinados grupos de poder en la región".
"En esos dos países hay una valoración bastante más positiva de las instituciones políticas y sociales, de la iglesia, la sociedad civil, los sindicatos, etcétera. También hay una permeabilidad mayor a las demandas de la ciudadanía en su conjunto", concluyó.
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A su vez, el lobby, el clientelismo, y la "puerta giratoria" (individuos que salen del sector privado y entran al público y salen y vuelven a entrar o al revés) son las influencias y prácticas que surgieron como denominador común en las relaciones empresariales-políticas.
"Son nuevas formas de relacionamiento entre grupos; a veces no son empresarios tradicionales, propietarios de empresas, sino que pueden ser gestores, grupos intermedios, management o representantes de los intereses empresariales", señaló.
Serna destacó "tres procesos de cambio" en la relación entre empresarios y Estado que podrían servir como explicación a algunas de las formas de relacionamiento actual.
Las conclusiones que surgieron del estudio marcan varios "desafíos para la democracia".
Serna considera imprescindible conocer y "tomar posición" respecto a "cómo funciona la democracia en América Latina, qué impacto tiene la participación del sector empresarial en la vida política partidaria, y qué impacto tienen determinadas prácticas sobre las políticas públicas".
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Sobre el estudio
El trabajo se realizó durante el año 2017 y será publicado en noviembre de 2018. Está basado en una encuestas sobre élite parlamentaria de la Universidad de Salamanca y otra que realizaron entre octubre y noviembre de 2017 a 300 expertos de los ochos países sobre un marco de 63 instituciones universitarias y de investigación y un marco de 2500 académicos que fueron tomados como base para seleccionar a esos 300.