La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional asignó a Ucrania a comienzos de mayo una ayuda financiera por un valor de 5,7 millones de dólares. Esta inversión se realizó para implementar el programa 'Transparencia y rendición de cuentas en la administración y los servicios públicos' (TAPAS, por sus siglas en inglés). Su objetivo es apoyar a los ciudadanos de Ucrania y a su Gobierno en la lucha contra la corrupción en los servicios clave de la administración estatal.
"Washington asigna prácticamente de forma abierta su dinero para distintos programas de apoyo a empresas que durante muchos años han cooperado estrechamente con el Gobierno de EEUU. Esta es la razón por la que es muy probable que una parte del dinero asignado para solucionar el problema ucraniano no abandone las cuentas bancarias situadas en el país norteamericano", señala el periodista.
Emeliánov destaca que hay que entender que la lucha real contra la corrupción no se lleva a cabo en Ucrania. Kiev explica la ausencia de resultados de esta lucha con la falta de control sobre las fuerzas del orden público —incluido el Consejo de Seguridad de Ucrania— y su arbitrariedad. A su vez, estas fuerzas persiguen activamente a los activistas civiles y buscan limitar actividades realizadas por parte de las organizaciones sin ánimo de lucro.
Para Emeliánov, que el director de la Inteligencia Nacional de EEUU en un informe preparado para el Congreso remarque que la situación actual relacionada con la corrupción en Ucrania puede acarrear serias consecuencias no es algo realmente sorprendente.
"El descontento social con el ritmo de aplicación de las reformas, la baja calidad de vida, el aumento de la corrupción y la polarización política de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias —programadas para 2019— amenazan con provocar que se adelanten", declaró el director de la Inteligencia Nacional de EEUU, Dan Coats, citado por el periodista.
El corresponsal afirma que la ineficacia total y la falta de progreso en la lucha contra la corrupción condujeron a que los burócratas en Bruselas empezaran a tener quejas de Kiev.
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Como resultado, la UE detuvo la financiación del programa destinada a reequipar distintos puestos de control en la frontera con Ucrania y retiró los recursos financieros que todavía no habían sido gastados. Este programa de la UE fue lanzado en 2014 y preveía la construcción de cuatro puestos de control en Ucrania y dos en la frontera con Rumanía.