"Todos nosotros fuimos responsables de sacar al país de los números rojos y ponerlo en el rumbo correcto", dijo el presidente ante sus ministros en el Palacio del Planalto de Brasilia (sede del Gobierno) al hacer balance de sus dos años de gestión.
Entre 2015 y 2016 la economía del gigante suramericano retrocedió un 7,2%, pero en 2017 el Producto Interno Bruto PIB avanzó 1% y en 2018 podría crecer cerca del 3%, según las previsiones oficiales.
Temer dijo que el rumbo de su Gobierno ya estaba “pensado y trazado”, en referencia al documento “Puente hacia el futuro”, divulgado por el gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) antes del ‘impeachment’ a la presidenta Dilma Rousseff (2011-2016) y fue criticado por el entorno de la exmandataria por las políticas neoliberales que proponía.
El presidente repasó varios logros de su política económica, como haber reducido la inflación del 10 al 3% o los récords de la balanza comercial en 2016 y 2017, así como las mejoras en la petrolera semiestatal Petrobras.
El presidente también destacó que su Gobierno entregó más de un millón de casas del proyecto de vivienda social “Mi casa, mi vida”, y que concluyó las obras del trasvase del río San Francisco, una infraestructura clave para abastecer a la seca y empobrecida región noreste del país.
También dijo que el desempleo “paró de crecer” y que la población ocupada aumenta en un millón de personas cada trimestre.
En materia ambiental, a pesar de las críticas recibidas, Temer aseguró que la curva de deforestación de la Amazonía cayó 12%, que el área marina protegida pasó del 1,5% de superficie al 25% y que Brasil sigue firme en su compromiso con el Tratado de París, referente a la lucha contra el cambio climático.
Lea más: Temer expresa orgullo en la ONU por disminución de la deforestación en la Amazonía
Aun así, Temer reconoció que no consiguió aprobar todas las reformas que quería, en referencia a las modificaciones del sistema de pensiones, que pretendía elevar la edad de jubilación para atajar el déficit público.
Sin embargo, Temer dejó un mensaje a sus sucesores, advirtiéndoles de que deberán abordar el asunto: “Se equivoca quien piense que la reforma de las pensiones no se hará; salió de la agenda legislativa, pero no de la agenda del país”.
En el panorama internacional el presidente citó el compromiso de Brasil con la paz y la desnuclearización y se refirió expresamente a la cuestión de la inmigración venezolana, que en su opinión no es un problema de fronteras, sino una “cuestión humanitaria”.
Lea también: Agencia de riesgo Fitch rebaja la nota de Brasil por suspender reforma de las pensiones

Sobre la reciente intervención federal en el estado de Río de Janeiro (que apartó a las autoridades locales en materia de seguridad y colocó en su lugar a las Fuerzas Armadas) Temer fue tajante: “Problemas extremos demandan soluciones extremas”.
El presidente brasileño defendió la decisión diciendo que los números demuestran que hubo una reducción de homicidios, a pesar de las críticas de entidades y especialistas que consideran que la iniciativa fue únicamente electoralista y no está dando resultados.
Lea más: Popularidad de Temer mejora levemente tras intervención militar en Río de Janeiro
Temer, que hasta mayor de 2016 era vicepresidente en el Gobierno izquierdista de Rousseff, llegó al poder tras un polémico proceso de juicio político que buena parte de la población considera un golpe parlamentario.
En referencia a la división que vive la sociedad brasileña en los últimos años, Temer pidió que tras las elecciones de octubre todos dejen de lado sus diferencias partidarias y se unan “por el bien común del país”.
Temer no hizo referencia a la posibilidad de presentarse como candidato en las elecciones, una opción que barajó en su momento pero que descartó recientemente, según apunta la prensa local.