"Se habla mucho, es complicado decirlo desde ya, pero del 2,5% en adelante no hay dudas, algunos hablan incluso del 3,5%, buscaremos el 3%", aseguró el mandatario a la prensa al aterrizar en la ciudad suiza de Zúrich, según un comunicado oficial del Gobierno.
Los indicadores más recientes del Banco Central de Brasil estiman que el PIB crecerá un 2,7% en 2018 y que el año pasado creció alrededor de un 1%, aunque el dato oficial no se conocerá hasta marzo.
El portavoz del Gobierno, Alexandre Parola, explicó la semana pasada que el presidente mostrará los buenos resultados con cuantiosos ejemplos, como que la inflación se encuentra en el 2,5% anual, que recientemente la Bolsa de Sao Paulo (sureste) llegó al récord de los 81.000 puntos y que 1,7 millones de brasileños encontraron trabajo entre noviembre de 2016 y noviembre de 2017.
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A pesar de los indicadores positivos Brasil también sufrió en los últimos días algunos reveses: la agencia de clasificación de riesgo Standard & Poor"s, por ejemplo, rebajó la nota de crédito de Brasil de "BBB" a "BB-", dejando al país tres grados por debajo del nivel de inversión.
Presentar a los principales inversores internacionales las posibilidades que se abren en Brasil con numerosas privatizaciones y concesiones a la iniciativa privada es el otro gran objetivo del Gobierno.
"Nuestra esperanza es que los inversores que están aquí se interesen cada vez más por Brasil y puedan llevar capitales hacia allí", manifestó el líder que pertenece al Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB).
El líder del Gobierno también restó importancia al hecho de que en el mismo día en que él estará conversando con banqueros, empresarios y otros líderes globales el expresidente Inácio Lula da Silva (2003-2011) estará siendo juzgado en la ciudad de Porto Alegre (sur).
Temer viajó a Davos acompañado de sus ministros Henrique Meirelles de Economía y Hacienda; Aloysio Nunes de Relaciones Exteriores, y del alcalde de Sao Paulo, João Doria, en representación de la capital económica del país.
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Desde 2014, cuando la entonces presidenta Dilma Rousseff (2011-2016) pronunció su discurso ante los presentes no acudía a esta cita mundial el máximo representante de los brasileños.