El director de Ad Doueir, Ibrahim Hassun, relató a Sputnik todos los pormenores de la vida de los refugiados y a qué se dedican para ganarse la vida.
Jardinería, cocina y limpieza
El funcionario relató que muchas mujeres trabajan en la cocina, donde reciben un salario de dos dólares al día. Mientras tanto, los jóvenes que se dedican a la limpieza reciben tres. Los salarios de los que trabajan en los campos y jardines son aún más bajos, pero, según cuenta Hassun, "en algunos casos este módico salario puede ayudar a toda la familia".
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Niños vendedores
En el campo de refugiados trabajan no solo adultos sino niños también. Así, Hatim, un niño de 12 años, se dedica a vender galletas después de la escuela. Su padre resultó herido al estallar una bomba en Guta Oriental, así que él es el único sustento de su familia de cinco. Gracias al dinero que gana Hatim, su familia puede comprar algunas cosas.
Mercado negro
A veces la ayuda humanitaria puede contribuir al bienestar económico de los refugiados de una manera inesperada. Según relató al periódico Al Ayam uno de los refugiados, el mercado negro está saturado de artículos de ayuda humanitaria que se venden a precios reducidos. Esto ocurre porque los refugiados se ven obligados a vender estos productos para poder pagarse tratamientos médicos, educación y transporte.
Pan tostado/pan seco
En los campos de refugiados hay personas emprendedoras. Um Fuad es un ejemplo de esto. Fuad es una mujer que se dedica a recolectar el pan tirado por los refugiados en el campamento para secarlo y hacer tostadas. Luego, ella vende el pan tostado que hace.
"Obviamente no te harás rico, pero eso nos ayuda a mantenernos a flote mientras esperamos tiempos mejores", contó Um Fuad.
Peluquero
Abdel Rahman Hamid es un peluquero que se gana dinero haciendo cortes de pelo y de barba. Para esto, Abdel compró todos los instrumentos necesarios y en un cartel colocó la frase: 'Corte de pelo masculino'.
"Debido a la constante falta de dinero, las duras condiciones de vida y la preocupación por las cosas más básicas, la gente dejó de prestar atención a su apariencia física. Ahora si pueden ocuparse un poco de sí mismos y arreglarse el pelo", contó el peluquero.
El problema del empleo
Hassun explicó a Sputnik que la idea de dar trabajo a los refugiados fue propuesta por el patriarca de la Iglesia ortodoxa de Siria, Ignacio Aphrem II Karim.
Para mejorar la situación se está planeando emplear a los jóvenes en el sector agrícola e industrial. Pero, de momento, el porcentaje de refugiados empleados es muy bajo. Por ejemplo, tan solo 150 jóvenes se dedican a la limpieza, mientras que en el campamento vive un total de 11.500 personas.
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Los salarios varían dependiendo de la ocupación, pero en general son muy bajos, porque no hay con que pagar, sostuvo el director del campo.