El comportamiento del individuo, al que el comunicado identifica por las iniciales S.C.F., nacido en 1968, pareció sospechoso a los agentes que realizaban el control de pasaportes en el paso de Akzhol, en la frontera entre Kirguistán y Kazajistán: el hombre estaba nervioso y afirmó que ni él ni la menor que le acompañaba hablaban ruso.
No obstante, la niña respondió afirmativamente cuando la preguntaron si conocía ese idioma.
Más tarde se supo que la madre de la menor había denunciado ante la policía la desaparición de su hija, de 10 años de edad.
Al ciudadano español le prohibieron la salida de Kirguistán y le entregaron a los representantes de una división territorial del Ministerio del Interior.