"Abordamos el tema de los S-400 con Pompeo, le dijimos que necesitamos estos sistemas, el proceso sobre los S-400 se completó antes de las sanciones (…) las declaraciones 'si compras los S-400, aplicaremos sanciones' no funcionarán con nosotros", dijo Cavusoglu.
El diplomático turco Volkan Bozkir, jefe de la comisión parlamentaria de Asuntos Internacionales, reconoció a finales de marzo pasado, tras una visita a Washington, que el Congreso de EEUU podría vetar el suministro de aviones de combate F-35 a Turquía como represalia por la compra de los S-400.
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Conforme a un acuerdo suscrito a finales de 2017, Turquía se comprometió a comprarle a Rusia dos sistemas S-400 —cuatro baterías en total— por valor de 2.500 millones de dólares, con la primera entrega prevista para marzo de 2020.
Las partes también acordaron promover la cooperación tecnológica para fabricar sistemas de misiles antiaéreos en Turquía.
El sistema antiaéreo S-400 Triumf (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.
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El S-400 tiene un alcance de hasta 400 kilómetros y puede destruir blancos a alturas de hasta 30 kilómetros; por sus prestaciones, este sistema pertenece a la generación 4+ y es el doble de eficaz que sus antecesores.