"Cataluña va a un largo periodo de estar en 'stand by', sin crecimiento económico durante 10 años o más, como ocurrió en Japón, si seguimos así, con esta indefinición y sin un Gobierno de la Generalitat que quiera negociar y pactar para atraer inversiones con una marca Cataluña resuelta dentro de España", sostiene en una entrevista con el diario El Mundo publicada este martes.
El empresario considera "una anomalía" no tener un gobierno en Cataluña "desde hace tanto tiempo y carecer de un interlocutor válido".
"Afortunadamente la economía va bien, con vientos de cola", continúa, y el "único factor" que "distorsiona" es, asegura, "la política".
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El problema, a juicio de Gay de Montellà, "es que en Cataluña se quiere hacer política sin gobernar y en Madrid quieren gobernar sin hacer política", cuando "sería bueno que en ambos sitios hubiera más equilibrio entre gobierno y política".
El presidente de la patronal catalana expresa que su mayor preocupación es a "medio plazo, a partir de 2020": "Ahí veremos el daño que ha producido este proceso a la economía catalana con el traslado de sedes sociales que, con el tiempo, va generando mayores dificultades a su entorno".
"Las formaciones políticas que no quieren gobernar y quieren crear estructuras de país diferentes hacen que determinadas industrias se resientan", a lo que habría que sumar a juicio del empresario "que hay fondos internacionales que no quieren invertir en Cataluña" y "la pérdida de innovación e investigación que acompaña a las sedes sociales" que se han marchado de Cataluña.
Entonces, añade, se podría plantear la aprobación de un pacto fiscal "similar al que tiene el País Vasco".
"Ahora no hay interlocutor", lamenta el empresario.
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Gay de Montellà manifiesta que "la democracia española tiene que asumir el resultado electoral" y, en referencia a los partidos independentistas, recuerda que si "la suma de esas formaciones tiene una mayoría en el Parlament es porque les han votado".
Y termina mostrándose "optimista", ya que el "modelo" de los independentistas "no goza de mayoría en la propia Cataluña", por lo "que es sensato cambiar".
"Hay una parte social que no quiere llegar a la independencia, así que esas formaciones pueden aceptar una negociación que mejore el encaje de Cataluña en España y alcanzar un pacto no para 100 años, pero al menos para una generación", concluye.