Ahuad, que fue el representante de Argentina en Siria de 2010 a 2014, consideró en diálogo con Sputnik que las declaraciones oficiales —divulgadas a las pocas horas del bombardeo de EEUU, Francia y Reino Unido sobre posiciones del Gobierno sirio— se apartan de "una larga historia y una conducta muy clara respecto de lo que es el Derecho Internacional y el respeto de las normas internacionales".
"En este caso no se respetaron los protocolos básicos de tratamiento en el Consejo de Seguridad. Ni siquiera el presidente de EEUU respetó su propia ley, con la consulta previa en el Congreso", aseveró Ahuad, argentino de origen sirio.
"Argentina renueva su firme condena al uso de armas químicas tal como ha ocurrido en los últimos días en Siria. Igualmente condena la existencia de facilidades dedicadas a su fabricación y/o almacenamiento", afirma el comunicado de Buenos Aires, leído por el presidente Mauricio Macri en ocasión de la VIII Cumbre de las Américas en Lima (Perú), el 14 de abril.
Según Ahuad, en el Gobierno "se están equivocando como lo hicieron en el momento de votar la propuesta de EEUU en la Asamblea de la ONU respecto a reconocer a Jerusalén como capital de Israel". A lo largo de las últimas décadas, apuntó el diplomático, Argentina ha tenido "una posición clara" al respecto del tema, pero en esta ocasión "se abstuvo".
"Fue lamentable. La conducta de la política exterior de un país no se cambia por más que cambie el color del Gobierno", aseveró el último embajador argentino en Damasco.
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El bombardeo del sábado 14 obedece según Ahuad "a una situación extrema" en el seno del Gobierno y a las disputas entre demócratas y republicanos. La decisión tomada en "escritorios muy lejanos del escenario" de guerra "no se justifica" y podría estar basada en "distraer a la opinión pública" de su país.
"Nunca se justifica, pero en esta oportunidad menos que menos. Ya prácticamente el 85 o 90% del territorio está controlado por el Gobierno de Siria, de alguna manera eso es un reconocimiento claro de que el intento de invadir o de modificar el statu quo anterior había fracasado", afirmó.
Según Ahuad, "no hay una coherencia" en los giros de la política exterior del Pentágono. Sin emitir un juicio de valor sobre las directrices emitidas por el Departamento de Estado en la anterior administración, indicó éstas "tenían lógica o coherencia de acuerdo a su propósito". Ahora, la incertidumbre es un factor difícil de esquivar.
Descendiente de inmigrantes sirios, en diálogo con Sputnik el exembajador expresó que la situación del país levantino "le genera un gran dolor". Según dijo, "es un país con particularidades" que lo asemejan a Argentina: "No es un país invasivo, no tiene una ideología imperial como varios de sus vecinos y de otros Estados del mundo", opinó.
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"Es una sociedad austera, tranquila, pacifista, muy lejos de lo que mucha gente piensa de que siempre han estado en guerra. Han estado sometidos 400 años por los otomanos, luego por los franceses, en los últimos 60 o 70 años se ha generado un conflicto permanente, pero no producto de las acciones del pueblo sirio. Pero el escenario donde se desarrolla esta compulsa internacional es el territorio sirio y esto es lo más doloroso", afirmó.
"Yo creo que hay dos elementos fundamentales que son los que complican —entre comillas— a Siria, que son factores positivos. Uno, es la posición estratégica en el paso del combustible y del gas desde el este hacia Europa", consideró.
"En segundo lugar, es una sociedad que justamente producto de su diversidad étnica ha desarrollado una capacidad proactiva en la vida política regional e internacional. Esto ha generado los celos de los países que tienen más poder económico pero que han desarrollado poco esa faceta intelectual política", remató.
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En los albores de la guerra, que lleva más de siete años, Ahuad estaba destinado aún en Damasco. De los episodios iniciales en los que "un pequeño grupo" en redes sociales se empezó a hacer eco de los acontecimientos de la llamada Primavera Árabe en Túnez o Egipto, recuerda los comentarios de comerciantes amigos en el Mercado Viejo de Damasco.
"Unas seis, siete personas aprovecharon la presencia de la [entonces] ministra de Relaciones Exteriores de España, que estaba en Damasco por una visita de cortesía con el canciller sirio [Walid Muallem] en el Mercado Viejo y se pusieron a gritar. Esto generó una primera reacción y se desataron una cantidad de situaciones", relató el argentino.
"Parecía que se venía el edificio abajo de cómo tembló. Luego, recuerdo tener que conciliar el sueño con bombas, o despertarme con un bombazo. No tan cercano como para correr riesgo, pero de todas maneras a dos, tres o cuatro kilómetros", evocó.
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Aunque muchas personas consideren que las personas en Siria estén enfrentadas, Ahuad apuntó que en muchas ocasiones se vive "en una confraternidad absoluta". La aldea cristiana de su familia en la provincia de Homs tiene comunidades alauitas o sunitas, y aún así convivían de manera pacífica, muestra que la guerra va más allá de la religión.
"Ayer estuve charlando con el padre Hugo Alaniz, un sacerdote de San Luis que está en Alepo, y me decía que para Pascuas muchas familias musulmanas habían participado de los festejos, habían ido a la iglesia en solidaridad, en un acto de cortesía y amistad después de siete años de guerra. Así que esto no es confesional. Es un tema de intereses exclusivamente", concluyó.