Prueba de ello fue la visita oficial de cinco días que dispensó Macri a Rajoy en febrero de 2017, cuando, acompañado de unos 200 empresarios, remarcó la importancia de potenciar las inversiones españolas en este país sudamericano.
Sus ministros firmaron además cinco acuerdos en educación, cultura y ciberseguridad y seis memorandos de entendimiento sobre cooperación internacional, consular, humanitaria y sobre asistencia en materia de seguridad social y laboral.
Desde que Macri asumió como presidente en diciembre de 2015 y hasta el mismo mes de 2017, España expresó su interés en financiar en Argentina 19 proyectos por 5.631 millones de dólares, lo que lo sitúa como tercer inversor directo en este país, detrás de Estados Unidos y Canadá, de acuerdo a la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional.
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En paralelo, Rajoy y Macri son firmes defensores de un acuerdo de libre comercio que negocian la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Demandas de soberanía
Buenos Aires y Madrid también comparten en foros multilaterales sus respectivos reclamos soberanos sobre dos territorios ocupados por Reino Unido.
El país sudamericano denuncia siempre ante la Organización de las Naciones Unidas la ocupación británica desde 1833 de las australes Islas Malvinas.
Mientras, España pide a su vez negociar la soberanía de Gibraltar, un enclave en territorio español de unas 600 hectáreas cedido a los británicos en 1713 por medio del Tratado de Utrecht, que terminó con la Guerra de Sucesión entre los partidarios del Archiduque Carlos de Austria y Felipe de Borbón.
Afines en política y economía
La satisfacción que generó en el Gobierno español la llegada del presidente Macri al poder no ha sido ocultada en cada ocasión que ha cruzado a los dirigentes de los dos países.
Así lo puso de manifiesto también el presidente del Senado español, Pío García-Escudero, en su última visita a este país en noviembre del año pasado, cuando celebró el "giro radical" que se imprimió desde Argentina a las relaciones con España desde la asunción de Macri como presidente.
El dirigente del gobernante Partido Popular (derecha) llegó incluso a admitir que el Gobierno anterior de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) "solo tenía problemas con España".
En Madrid no sentó bien la decisión de la entonces mandataria de expropiar en 2012 a la petrolera española Repsol el 51% de las acciones que poseía sobre la empresa argentina YPF.
Con el afán de impulsar los lazos naturales de Argentina con la región, la presidenta continuó con la política de su antecesor y difundo esposo Néstor Kirchner (2003-2007) de privilegiar las relaciones con los Gobiernos progresistas de una América Latina todavía bajo la influencia del expresidente fallecido Hugo Chávez (1999-2013).
Ese cambio de paradigma colisionaba con la postura política y económica que sostenía el Ejecutivo de Rajoy y dejaba en el pasado la estrecha relación con Madrid que Buenos Aires impulsó en la década de los 90 con la venta de empresas de servicios públicos y de actividades extractivas.
Con Macri, Argentina ha encontrado la manera de reasegurar el vínculo político y económico con España, facilitado por la proximidad histórica de ambos países como punto de enlace entre sus regiones y por las corrientes migratorias que desde el siglo XX consagraron un lazo emocional y afectivo entre sus respectivas poblaciones.