Luz de gas o gaslighting es establecer un proceso de manipulación o de abuso psicológico consistente en presentar información falsa para hacer que la víctima dude de su memoria, de su percepción, de su razonamiento, de su cordura, que cuestione su pensamiento o su recuerdo, y modifique la percepción de la realidad, incluso de sus actos.
Un rápido repaso de la cronología de los hechos indica que en la ciudad inglesa de Salisbury, a pocos kilómetros de el Laboratorio militar de Porton Down, — donde se producen armas químicas según reconoció implícitamente a la BBC el jefe de esas instalaciones —, presuntamente perdieron el conocimiento el exespía doble ruso, reclutado por el MI6 en la década de 1990, Serguéi Skripal y su hija Yulia.
Inmediatamente el Reino Unido desenfundó su arma de propaganda masiva, y apuntó al Kremlin. Su primera ministra, Theresa May, pasó de que era 'altamente probable' de que Rusia estuviera detrás de lo que calificaron como un ataque químico en territorio europeo, hasta la acusación directa del jefe de la diplomacia británica, Boris Johnson, quien disparó directamente contra el presidente ruso con sus acusaciones.
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Ante el pedido de pruebas y de acceso a la investigación por parte de Rusia al Reino Unido, la respuesta del ministro de Defensa británico fue mandar a callar a Rusia. Entonces, comenzó la algarada, la arremetida desesperada del Reino Unido que se sirvió de una telenovela para llamar primero al boicot del Mundial de Rusia, y luego pasó a la acción al expulsar a 23 diplomáticos rusos de su territorio, y llamando a la 'solidaridad' de EEUU y Europa, que se desvivieron en un efecto dominó.
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Y derivó en lo que derivó: un 'flashmob de expulsiones que tuvo en EEUU a su máximo exponente con 60, más, el cierre del Consulado ruso en Seattle. Y llegó la respuesta simétrica de Rusia, y ante ello, en Washington pusieron su grito de incomprensión al cielo.
"La medida de Rusia de de expulsar a diplomáticos estadounidenses marca un deterioro aún mayor en el relacionamiento Rusia-EEUU", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, en un comunicado. Mientras, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, se despachó con un "No hay justificación para la respuesta rusa".
El analista internacional Juan Aguilar explica esta situación. "Hay un refrán español que tiene que ver al respecto y que dice 'cuando el tonto coge la linde, y la linde se acaba, el tonto sigue'. Es lo que tenemos aquí: ellos pueden expulsar diplomáticos, pero Rusia no. Estamos en la dialéctica habitual. Yo pego un puñetazo, y si el otro me responde, es que la situación se va a deteriorar más", ironiza el periodista.