Según el embajador, el líder ruso, Vladímir Putin, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, discutieron durante su última conversación telefónica una posible reunión.
La semana pasada, ignorando las recomendaciones de sus asesores, Trump telefoneó a Putin para felicitarlo por la reelección al cargo de jefe de Estado.
Los dos líderes destacaron en su conversación telefónica que la cantidad de asuntos pendientes apunta a la necesidad de celebrar una cumbre.
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La embajada de Rusia en EEUU continuará trabajando de forma eficiente para estabilizar las relaciones entre ambos países, dijo Anatoli Antónov.
"Quiero confirmar que la embajada no va a disminuir su eficiencia (…) Continuará trabajando de manera eficiente en un esfuerzo para estabilizar las relaciones entre Rusia y EEUU", dijo el embajador.
"Tengo que decir que en los últimos días los servicios de inteligencia de EEUU han intensificado sus intentos (de reclutar) a (los diplomáticos rusos) que dejarán el país", aseguró el representante de Moscú en EEUU.
Antónov agregó que conocen bien "los métodos del Servicio Secreto, quienes, para decirlo diplomáticamente, intentan contactar informalmente a nuestros diplomáticos, cuando en realidad lo que están tratando de hacer que traicionen a su país".
"Estos no son casos únicos y tengo que informarlos a Moscú", añadió el diplomático.
"Mañana (por el sábado), el 31 de marzo, nuestros diplomáticos y sus familias volarán de regreso a Moscú", afirmó.
La Casa Blanca ordenó la salida de 60 diplomáticos rusos, incluyendo 48 empleados de la embajada y 12 personas asignadas a la sede de la ONU en Nueva York, así como el cierre del consulado ruso en Seattle.
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Washington tomó esta medida en apoyo a Londres, que el pasado 14 de marzo anunció la expulsión 23 diplomáticos rusos, a los que acusa de ser agentes de inteligencia encubiertos, y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países, como represalia por el caso Skripal.
El Gobierno británico insiste en la culpabilidad de las autoridades rusas por el ataque al exespía Serguéi Skripal, exoficial de Inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y a su hija Yulia, en la ciudad británica de Salisbury.
Así, exigió la expulsión de 23 empleados de la embajada británica y el cierre del consulado británico en San Petersburgo y de la oficina del British Council en Moscú, y ordenó la salida de 60 diplomáticos estadounidenses y la clausura del Consulado General norteamericano en San Petersburgo.