Entre los Estados europeos que se unieron a la expulsión de los diplomáticos están algunos que no forman parte ni de la OTAN, ni de la UE, como Albania y Macedonia.
Rusia, por su parte, empezó a tomar medidas recíprocas contra otros países, al anunciar la expulsión de 60 diplomáticos estadounidenses y el cierre del consulado de EEUU en San Petersburgo.
El 22 de marzo en la cumbre en Bruselas los líderes europeos apoyaron la evaluación de Londres sobre la "altamente probable" responsabilidad de Rusia por el caso Skripal, y decidieron llamar a consultas al embajador de la UE en Moscú, Markus Ederer.
Serguéi Skripal, exoficial de inteligencia militar rusa reclutado en los años 90 por el servicio secreto británico MI6 y naturalizado en el Reino Unido, y su hija Yulia fueron hallados inconscientes el 4 de marzo cerca de un centro comercial en Salisbury.
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La primera ministra británica Theresa May responsabilizó el 14 de marzo a Moscú de lo ocurrido en Salisbury —que calificó de intento de asesinato— y anunció, como represalia, la expulsión de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países.
Moscú, que rechazó todas las acusaciones por considerarlas infundadas, exigió en respuesta la salida de 23 empleados de la Embajada británica, además de anunciar el cierre del consulado británico en San Petersburgo y de la oficina del British Council en Moscú.
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