Primera baja
En la noche del 25 de marzo, los hutíes yemeníes lanzaron contra Arabia Saudí siete misiles balísticos de fabricación nacional Qaher-2, Burkan-2H y Bader-1 contra aeropuertos y otros objetivos estratégicos.
A diferencia de lo que ocurre en Siria, al evaluar el ataque, Rusia y Occidente mostraron una rara sintonía en la condena del bombardeo del territorio saudí, escribe el diario ruso Kommersant.
"Reafirmamos nuestra posición de principios en favor de una pronta resolución del conflicto armado en Yemen, en favor de que las partes en conflicto renuncien a la lógica del 'ojo por ojo' y a los intentos de resolver las discrepancias por la fuerza", comunicó el Ministerio de Exteriores ruso.
Moscú llamó una vez más a las partes en conflicto a sentarse a la mesa de negociaciones "para elaborar una consenso consolidado del desarrollo del país sobre la base de un amplio diálogo nacional, la toma en consideración de los intereses de sus principales fuerzas políticas y las correspondientes decisiones de la comunidad internacional".
¿Fracasó la Tormenta Decisiva?
Como subrayan los periodistas de Kommersant, tres años después de que Arabia Saudí, con el apoyo de otras monarquías del golfo Pérsico, interviniera en el conflicto interno de Yemen y comenzara a atacar las posiciones del movimiento chií Ansar Alá —apoyado por Irán—, Yemen sigue viviendo una de las situaciones más complicadas de la región de Oriente Medio.
A pesar de que el objetivo oficial de la operación de Riad en Yemen era la estabilidad interna del país y preservar la integridad del Estado yemení, las tensiones entre los bandos y clanes ha favorecido que Yemen —que carece de autoridades fuertes— se haya convertido en otro trampolín para el terrorismo internacional de Al Qaeda y Estado Islámico, grupos prohibidos en Rusia y otros países.
Al mismo tiempo, en vísperas del tercer aniversario de la Operación Tormenta Decisiva, las organizaciones internacionales publican cifras que muestran la magnitud de la tragedia humana en Yemen.
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Según la ONU, entre marzo de 2015 y diciembre de 2017 5.500 civiles perdieron la vida y más de 9.000 resultaron heridos. El 62% de las víctimas está asociado a ataques aéreos de la coalición del golfo Pérsico. Además, 3 millones de personas se quedaron sin hogar y 22,2 millones —dos tercios de la población de Yemen— necesitan asistencia humanitaria.
Se cumplen tres años de la guerra en Yemen.
— Naciones Unidas (@ONU_es) 27 марта 2018 г.
Más de 22 millones de mujeres, niños y hombres necesitan ayuda.
Estos 3 datos muestran por qué no podemos darles la espalda. 📹⬇️ https://t.co/fA3M7JTfvR pic.twitter.com/ptCkf1nq4N
Alrededor de 18 millones también sufren de desnutrición, 8 millones están al borde de la inanición y la gente no tiene trabajo ni dinero para comprar comida. Durante los tres años que dura la guerra el precio de la harina aumentó un 54% y el del arroz un 131%.
En busca de la paz
Las organizaciones humanitarias que trabajan en Yemen creen que solo el cese de las hostilidades puede salvar al país de una catástrofe.
Según Kommersant, en este contexto Rusia puede jugar un papel esencial en la prevención de una posible escalada por ser la única potencia mundial que tiene contactos estrechos tanto con Arabia Saudí como con los hutíes e Irán —que apoya a Ansar Alá, el grupo que engloba a los hutíes—.
"La posición neutral de Rusia en el conflicto en Yemen, así como sus contactos con todas las partes implicadas, permiten a las organizaciones no gubernamentales internacionales mantener la esperanza de una solución a la crisis", declaró a Kommersant la directora de la oficina moscovita de Oxfam, Elza Vidal.