En marzo, el buque de guerra USS Oak Hill (LSD-51) navegó por el Bósforo. Desde entonces la nave participó en el ensayo militar Spring Storm 2018 cerca de la costa de Rumanía y visitó el puerto georgiano de Batumi. Esta fue la cuarta visita de un buque estadounidense al mar Negro en 2018.
La actividad de barcos norteamericanos cerca de las fronteras sureñas de Rusia hizo que Moscú aprobara en 2010 el programa de renovación de su Flota del mar Negro.
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Lógicamente, el enfriamiento de las relaciones ruso-estadounidenses provocó un nuevo arranque de actividad de los militares de Estados Unidos.
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"Por lo visto, la OTAN se da cuenta del fortalecimiento cualitativo y cuantitativo de Rusia en la zona del Sur y pretende mostrar que el mar Negro no puede considerarse como un lago interno ruso", considera el analista.
El experto agrega que cabe esperar una presencia permanente de la Marina de Estados Unidos, aunque lo hará de acuerdo con la convención de Montreux que no permite que los barcos permanezcan en las aguas del mar Negro más de 21 días seguidos.
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Durante los últimos años, los 'visitantes' más frecuentes del mar Negro han sido los destructores equipados con sistemas de misiles balísticos Aegis, y las embarcaciones anfibias.
Sin embargo, el analista destaca que de momento los estadounidenses se comportan de una manera correcta en el mar Negro, aunque el riesgo de incidentes es bastante alto. Al mismo tiempo, los militares rusos no dejan de vigilar la zona y están dispuestos a responder a la posible actividad militar en la región.
"La actividad bélica extranjera en las zonas costeras suele representar una amenaza. ¿Cómo podría responder Rusia? En cuanto un buque extranjero entra en el mar Negro, se encuentra dentro del alcance de los sistemas de misiles rusos Utes y Bastion", observa Boltenkov.
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