"Su primer viaje a la frontera (el martes 13) ha sido una puesta en escena simbólica, porque el muro ya existe entre San Diego y Tijuana, donde las comunidades de los dos países se encuentran muy integradas", comentó la experta en migración del Colegio de la Frontera Norte, María Dolores París.
La experta describe que "la primera barrea es altísima, con alambres de púas; la segunda es otra valla de barras, con detectores de movimiento y faros poderosos; y la tercera parte de la barrera metálica data del fin de la primera Guerra del Golfo (1991), fabricada con desechos militares de plataformas utilizadas para el aterrizaje de aviones en el desierto de Irak".
A diferencia de los desérticos estados de Arizona, Nuevo México, o Texas, en el sur estadounidense, California es un enclave opositor demócrata, que tiene la frontera más integrada, donde nace un muro que ya existe a lo largo de unos 1.000 kilómetros de los 3.200 kilómetros de frontera terrestre común.
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En esta zona emblemática, que expertos en cultura binacional llaman "Mex-America", existe una enorme infraestructura militar de vigilancia y de seguridad en uno de los cruces fronterizos más ordenados y transitados del planeta.
Los migrantes han aprendido a cruzar con ingenio: "las masas de caminantes que cruzaban el Cañón de Zapata ya no ocurren desde los años 1990", dijo París.
El fenómeno ha evolucionado en la frenética actividad comercial y laboral entre las dos ciudades.
"Escondidos en los compartimentos de los autos, con documentos rentados, o prestados de familiares o amigos, la gente cruza por las colas muy largas, que llamamos la línea", relató.
La mayoría que emigra para quedarse indocumentada, ahora viaja con visas de turistas legales, porque las falsas las detectan las nuevas tecnologías.
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En cambio, "no llegan como se imagina Trump, con mochilas o botas".
Hay mucha gente, sobre todo centroamericanos y caribeños, que aún viajan con mochilas y botas, pero no por San Diego, sino por Nuevo León o Tamaulipas, por las costas del Golfo de México.
Espectáculo de campaña
El espectáculo del 13 de marzo para construir un muro, "fue simbólico porque Trump sabe perfectamente que los muros no detienen a los migrantes, él sigue haciendo espectáculos para sus seguidores", dijo París.
Por su parte, el coordinador de la organización civil dedicada a la integración cultural de la región Fandango Binacional Tijuana-San Diego, Joel Javier García, dijo a Sputnik que el viaje de Trump "fue un ataque a los valores comunes de quienes vivimos en una situación de integración cultural".
Las comunidades no solo han compartido 25 años de libre comercio desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
También han compartido "costumbres, moda, música, vida colectiva; eso lo recordamos bien quienes tenemos décadas viviendo en la frontera", observó García.
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La interacción construida en esas costas del Pacífico es tan grande que "el 30 por ciento de la población que trabaja en San Diego vive en Tijuana", dijo el responsable de la organización civil.
Para los viejos habitantes de Mex-America "el atraso cultural que está viviendo la frontera es un acontecimiento que nos da vergüenza a los dos países".
García estima que este "ataque absurdo contra la dignidad y el progreso de una identidad binacional" está generando una reacción en los dos lados que, paradójicamente, "nos va a traer un progreso".
"Si Trump quiere cortarle las alas a los jóvenes de esta región integrada, que se burlan de un tipo ridículo, no va a poder, todo se le va a revertir", aseguró.
Hasta ahora la Casa Blanca solo ha obtenido del Congreso la autorización para gastar 1.600 millones de dólares en un muro que el presidente valuó en 20.000 millones de dólares.