"En 2015 mi mamá, actualmente de 70 años, fue diagnosticada con diabetes tipo II y fue medicada con Sitaglis Met; desde finales de 2016 conseguir su medicamento ha sido toda una odisea", dijo a esta agencia Milene Carreño.
La frase "'pásate la semana que viene a ver' se ha vuelto un tormento, pues hay que dedicar horas en un día para recorrer la mayor cantidad de farmacias de la ciudad, situación que se hace difícil cuando uno trabaja y no dispone del tiempo para ello", explicó.
El Gobierno de Venezuela activó en 2016 el programa 0800Saludya, como una opción para que se registraran los pacientes que deben cumplir tratamientos permanentes.
Inicialmente se registraron más de 55.000 personas, pero para 2017 el programa ya abarcaba a 731.576 personas, según las últimas cifras publicadas por el Gobierno.
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Carreño también registró a su madre en este programa y asegura que recibió un fármaco para la diabetes, pero no el que le indicó el médico, así que se vio obligada a traerlo desde el exterior y pagarlo al precio del dólar del mercado negro.
"Cada caja nos cuesta 20 dólares", destacó.
Esto hace imposible para muchas familias adquirir medicinas en el extranjero.
En cambio, René Domínguez, de 52 años, tuvo "buena suerte" porque a través del programa del Gobierno recibe su medicamento para la hipertensión mensualmente de forma gratuita.
"La primera vez llamé y me registré con el carnet de la patria (documento de identidad alternativo creado por el Gobierno); a los días me llamaron para que fuera a buscar los medicamentos que tomo que son Brasartan, Ziac (para la hipertensión), Lipitor (para el colesterol), Aspirina y omega 3", relató.
"A veces se hace difícil comunicarse por el número de teléfono por la demanda que hay en el país", señaló.
El hombre destacó que con su ingreso mensual no le sería posible comprar el medicamento contra la hipertensión en una farmacia privada, pues su precio supera los cuatro dólares, "cuando se consigue", acotó.
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El presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana, Freddy Ceballos, dijo a esta agencia que de 10 fármacos al menos ocho no están disponibles en las farmacias.
"Por un lado está que se consiga el medicamento, debido a la escasez que existe y que desde 2012 se ha agravado, y otra es que se lo consiga, pero no se pueda pagar, o que se consiga de forma ilícita, porque no está garantizado el derecho de un paciente a recibir medicamentos eficientes, seguros y de calidad", expresó.
Las autoridades reconocen la crisis de la salud pública, pero acusan a la industria farmacéutica privada de ser parte de una "guerra económica" contra la administración de Nicolás Maduro.
Según Maduro existe un cerco financiero silencioso que impide a su Gobierno pagar o adquirir financiamiento para la compra de medicinas.
Rossy Gutiérrez sufre de hiperinsulinismo (elevados niveles de insulina en la sangre), y el año pasado se vio obligada a detener su tratamiento por cuatro meses ya que no conseguía el medicamento Meformina de 850 miligramos.
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"Eso me trajo como consecuencia que me salieran más quistes en los ovarios", dijo a Sputnik.
Al igual que muchos venezolanos, Gutiérrez pudo retomar el tratamiento porque un familiar que emigró se lo envía mensualmente.
"Mi hermana se fue a vivir a Chile y me lo manda desde allá, no le sale muy costoso, allá le cuesta alrededor de un dólar, mientras que aquí es súper caro porque lo venden en 11 dólares, un monto que está por encima de lo que gano mensualmente", contó.
"Por lo menos en esta ocasión se consiguieron los cuatro meses de mi tratamiento (de quimioterapia) en el (hospital) oncológico, que es Docetaxel, que es el que está llegando y es el que le están poniendo a todo el mundo e, independiente de que eso no sea el apropiado para mí, algo hace entonces es el que me están poniendo y ni modo, hay que agarrar lo que sea", contó a esta agencia.
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A fines del año pasado, Beltrán no pudo aplicarse las dosis de quimioterapia que le correspondían "porque no había", sostuvo.
"Entonces los médicos me la cambiaban porque no había y fue por lo que retrocedí, tenía tres nódulos y me volvieron a salir y tengo de nuevo 12", se quejó.
"Lo de los antibióticos es difícil porque la gente se está muriendo por una simple infección", dijo el médico cardiólogo y ecocardiografista Edgardo Neder.
El especialista sostuvo que "no todos los antibióticos cubren cierto tipo de infecciones; no puedo darle cualquier antibiótico a un paciente, y si no le doy el que corresponde un paciente se me puede volver séptico por una simple herida y después viene la muerte".
Neder, que trabaja en la Clínica La Ciencia de Caracas, explicó a Sputnik que uno de los anticoagulantes de primera línea como Warfina, "no se consigue" y es necesario para prevenir la formación de trombos y émbolos.
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En su opinión, cerca de la mitad de la población venezolana está "a la buena de Dios", pues entre la falta de medicamentos y de reactivos para practicar exámenes específicos, los médicos en muchas ocasiones se ven obligados a actuar "casi que empíricamente", dijo.
La situación de los medicamentos en Venezuela se ha agravó a partir de 2015 en coincidencia con la caída estrepitosa de los precios del petróleo, el producto de exportación por excelencia de este país y del cual depende el ingreso de divisas vitales para la importación de fármacos y alimentos.