Porter recuerda que Israel ha estado sentando las bases políticas para una escalada militar en Siria desde mediados de 2017. Fue entonces cuando los funcionarios israelíes comenzaron a repetir dos temas políticos interrelacionados: que se debe impedir que Irán establezca bases permanentes e implante sus fuerzas en los Altos del Golán sirio, y que Irán construya fábricas secretas en Siria y el Líbano para proporcionar a Hizbulá misiles capaces de atacar con precisión.
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Sin embargo, el autor observa que no hay pruebas de que haya fábricas de armas iraníes en el Líbano o en Siria.
El analista está seguro de estos pretextos no tienen que ver nada con las razones reales de la escalada de ataques israelíes en Siria.
"Las razones públicamente declaradas por los funcionarios israelíes no son el motivo real de la escalada de los ataques aéreos israelíes y las operaciones de combate terrestre en Siria", señala.
"Los funcionarios israelíes han expresado su intención de establecer el control sobre la llamada 'zona segura' que abarca gran parte del Golán sirio. (…) Sin duda, esta zona requerirá un número cada vez mayor de operaciones militares israelíes para hacer retroceder a los sirios y chiíes en esa zona", comenta Porter.
Mientras tanto, "las ambiciones israelíes no se limitan al Golán sirio", añade. Las FDI están decididas a penetrar más profundamente en Siria para limitar las acciones de Irán y Hizbulá.
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Ese objetivo ya ha dado lugar a al menos 100 ataques aéreos israelíes contra cientos de objetivos en Siria desde enero de 2013, agrega.
El experto enfatiza que "los funcionarios israelíes se niegan a reconocer que el objetivo de Irán de construir y mejorar la fuerza de misiles de Hizbulá siempre ha estado relacionado con la disuasión del ataque militar israelí o estadounidense contra Irán o de un ataque israelí contra Hizbulá". Según Porter, los funcionarios iraníes comenzaron a suministrar misiles a Hizbulá para reforzar su propia capacidad de disuasión.
"Durante mucho tiempo, los funcionarios israelíes se han jactado de haber impedido un ataque con misiles de Hizbulá contra Israel. Pero lo que nunca se discute es la necesidad de contener a Israel del uso de la fuerza militar", subraya.
El autor cita a Seth Cropsey, del Instituto Hudson, quien reconoció que "Hizbulá es la única fuerza a la que se enfrentó Israel y que provocó un estancamiento operativo y estratégico de las FDI".
Según Porter, la guerra que Israel está planeando en Siria es al menos en parte una respuesta a su incapacidad de utilizar la fuerza contra Hizbulá en el Líbano. Y no va a alterar el balance fundamental de poderes en Siria ni entre Israel y Hizbulá, concluye.