Según las normas comunitarias de la red, se eliminan "fotografías que muestren los genitales o las nalgas en su totalidad y de una forma directa". Publicaciones con senos femeninos, "si se muestra el pezón" tienen el mismo destino, salvo si se muestra una madre amamantando o una cicatriz de mastectomía.
"Permitimos fotografías de pinturas, esculturas y otras obras de arte donde se muestren figuras desnudas", aclara la empresa.
Le puede interesar: Facebook: ¿la caída de un imperio?
Un internauta que subió una imagen de una venus paleolítica vio su publicación removida, pues la red social consideró que iba en contra de las reglas sobre contenido apropiado. Se trataba de la Venus de Willendorf, una figura de piedra antropomórfica con caderas anchas, una vulva prominente, y nalgas y los senos de gran tamaño.
Se cree que figuras como esta, de 30.000 años de antigüedad y expuesta en el Naturhistorisches Museum de Viena, son símbolos de la fertilidad para las culturas que las fabricaban. La de Willendorf es la más antigua de la que se tenga registro. La artista Laura Ghianda la compartió sistemáticamente, pero Facebook insistía en cancelarla. Como consecuencia, miles de usuarios se adhirieron a la consigna de replicar la imagen en sus perfiles.
A mi me preocupa lo de Adán y Eva.
— .-Olga-. (@_OlgaMM_) 1 de marzo de 2018
Va ganando y en ese programa van en bolas.
Le van a censurar en #Facebook como a la Venus de #Willendorf pic.twitter.com/sNZjOOpEln
Pero el caso que puso de relieve Ghianda lejos está lejos de ser aislado: un internauta francés compartió el cuadro de Gustave Courbet de 1866 titulado 'El origen del mundo'. Facebook bajó una publicación con esta obra, una de las más célebres del Museo de Orsay de París, es el primer plano del sexo frondoso de una mujer cuyo rostro no se ve, aunque sí uno de sus senos.
Esta acción ocurrida en 2011 lo impulsó a presentar una causa por obstáculos a la libertad de expresión ante la Justicia de París, que consideró abusivas las condiciones de Facebook y estableció que los magistrados franceses podían fallar sobre asuntos que conciernen a la red social en su territorio. La empresa apeló el fallo, que se vio confirmado en un nuevo dictamen. Con el terreno llano, Durand Baïssas comenzó su causa en los juzgados de su país.
Eche un vistazo: "De eso no se habla, pero se piensa mucho": sexo en la URSS
"Censurar este cuadro, que es además un himno a la libertad de crear, es un ataque contra la democracia, contra la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. Si Facebook tiene una visión diferente de la que figura en los textos legales sobre la libertad de expresión, no tiene por qué imponerla", dijo al periódico Le Monde el abogado de Durand-Baïssas, Stéphane Cottineau.
De momento, el asunto no fue laudado. El querellante pide 20.000 euros por daños y perjuicios, al tiempo que Facebook exige un euro simbólico como reparación por daños a su imagen.
El origen del Mundo de Gustave Courbert, 1866 pic.twitter.com/xPvpst8j5O
— gray (@crowngrayson) 21 de febrero de 2018
Pero los 'artivistas' denuncian casos donde el derecho a la libertad de expresión y al pudor se chocan. Por ejemplo, en plena campaña electoral en miras a las elecciones de 2016 en EEUU, el gigante de Silicon Valley, bajó un cuadro de la artista Illma Gore en la que se representaba al entonces candidato Donald Trump desnudo y con un órgano sexual de dimensiones reducidas.
Le puede interesar: Facebook y Google buscan asesores para trabajar con… ¿Rusia?
Muchos argumentan que esta acción constituyen una afrenta a su libertad de expresión y apuntan a que la red social se apura más para bloquear obras de arte que contenidos de odio racial. El usuario Shahak Shapira subió un montaje con la imagen de Adolfo Hitler como una institutriz sadomasoquista cuyos pezones están tapados con símbolos nazis.
"Todos sabemos que Facebook se preocupa mucho más de pezones que de racismo. Claramente escondí los pezones, así que esto debería funcionar bien. ¿O no?", reflexionaba Shapira junto a la imagen con una esvástica y otros símbolos del nazismo. La imagen, cargada en 2015, sigue hoy en día disponible en la red.
Por ejemplo, el blogger Eric Meyer perdió en ese año a su hija Rebecca, una niña pequeña. Los algoritmos de la red calculaban la popularidad de las publicaciones de cada usuario en base a la cantidad de visualizaciones o reacciones. En el caso de Meyer, la figura que lo invitaba alegremente a revisar su año era una foto de su hija fallecida. El blogger reflexionaba que si este tipo de acciones vinieran de una persona "estarían erradas". Pero al tratarse de un código, "simplemente es desafortunado", ya que el algoritmo no tiene capacidad de reflexión.
"Son problemas duros. No es fácil dilucidar si una fotografía tiene una tonelada de 'likes' porque es graciosa, impactante o dolorosa", reflexionaba en aquel entonces el especialista en tecnología.