Las incógnitas en torno al giro de 180 grados que dio la relación entre Gadafi y Occidente siguen siendo muchas. Y lo son porque, a ojos del primer ministro británico de entonces, Tony Blair, y del jefe del MI6, Richard Dearlove, Gadafi era un aliado.
"También diría que lo que llevó a Tony Blair hasta Gadafi —porque no fue al revés- fue el deseo de Occidente de dejar atrás el atentado de Lockerbie y hacer borrón y cuenta nueva con Libia. En este sentido y una vez más, se beneficiaron de un buen trato, que les proporcionaba información sobre grupos terroristas", añade Fetouri.
El 21 de diciembre de 1988 se estrellaba en la ciudad británica de Lockerbie un avión con 243 pasajeros. El exministro de Justicia libio, Mustafá Abdul Jalil, aseguró en 2011 que Gadafi había ordenado el atentado.
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Para Fetouri, la pregunta del millón sigue siendo por qué los líderes occidentales, habiendo tejido una relación durante bastante tiempo con el exlíder libio, decidieron, de la noche a la mañana, acabar con él.
"Llegados a este punto, hay que acordarse de una cosa: de que a los países occidentales, especialmente Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, en realidad no les gustaba Gadafi. No les gustaba su régimen, a pesar del acercamiento de los años 2004, 2005, etc. Siempre tuvieron un 'plan B'. Si por un casual se presentaba la ocasión de deshacerse del tipo y de destruirlo por completo, se tenía que aprovechar inmediatamente", asegura el periodista.
"Debo añadir que el propio Gadafi nunca confió en ellos, pero en los últimos 10 años del régimen, no estaba demasiado metido en los asuntos cotidianos del país, se perdió un poco de vista y ahí es donde las fuerzas occidentales tenían su oportunidad", concluye.