Le colgaron la etiqueta de 'zorra', le escribían cartas de odio e incluso le atacaron en el comedor. Y cuando sus superiores se dieron cuenta de los abusos y de la intimidación que estaba sufriendo por parte de sus compañeros, no hicieron nada.
"Estos últimos 12 años han sido un infierno y no pienso aguantarlo más (…) En 2018 ya no es aceptable que a una mujer se le degrade de esta forma. Es puro sexismo", explica al Daily Mirror.
"Fue terrible. Cuando pasaba me llamaban de todo en voz baja. Cosas como 'fulana', 'puta' y 'mentirosa'. Una vez entré en la cocina y me tiraron una lata de refresco a la cabeza (…) Intenté aguantar y nunca lloré en público, pero al volver a mi habitación me rompía en mil pedazos", explica.
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Se compraba su propia comida y comía a solas para no estar al lado del resto. Recuerda que entonces solo tenía 18 años. Quienes le atormentaban escribieron una carta sobre ella con falsas acusaciones e hicieron copias para todas las barracas. El episodio llegó a oídos del sargento mayor, que le preguntó a Katrina quién podría haber escrito la misiva. "Dije que lo único que quería era que parasen", dice. Pensó que el Ejército lograría encontrar al responsable, pero acabaron por cambiarla a otro regimiento.
En 2009, Katrina ganó el concurso de Miss Inglaterra. Dice que utilizó el altavoz que le proporcionó su victoria para alentar a otras chicas a unirse al Ejército y, así, concienciar a las Fueras Armadas y hacer que las cosas cambiasen. Pero todo fue a peor y algunos soldados empezaron a juzgarla sin ni siquiera conocerla.
En 2015, cuando ya era cabo, decidió que ya había tenido suficiente con tantos abusos y decidió abandonar el Ejército. A pesar de eso, explica, no ha dejado de recibir mensajes de sus antiguos compañeros por internet.
"Sé que no soy la única víctima (…) He conocido a otras soldados que también han sufrido abusos de este tipo y que me dijeron que también han sido víctimas de este tipo de comportamientos".
Ahora, Katrina ha puesto una reclamación oficial al Defensor del Pueblo para las Fuerzas Armadas. Espera que, esta vez, sus quejas sean escuchadas y se las tomen en serio. "Todavía me gusta el Ejército y creo que se puede hacer una buena carrera dentro de él, así que siempre lo voy a recomendar", dice.
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Está segura de que, si lo que le ocurrió en 2005 hubiese ocurrido en 2018, las cosas se hubiesen desarrollado de otra forma. El Ejército ha mejorado, pero todavía hay mucho camino por recorrer.