En lo que va del año, siete individuos han abierto fuego de manera intencional y han resultado en daños o muerte de otras personas en lugares de enseñanza. Seis fueron en escuelas secundarias y uno en una universidad, según cifras recopiladas por la ONG para la seguridad de las armas 'Everytown'.
La masacre más reciente, ocurrida el 14 de febrero en la escuela secundaria Douglas de Parkland (Florida) es hasta el momento la más mortífera del 2018. El presunto atacante, Nikolas Cruz, de 18 años, entró al recinto y activó la alarma de fuego con granadas de humo. En el pánico generado por la situación tomó su rifle AR-15 y disparó.
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Cruz, exalumno de la secundaria expulsado por motivos disciplinarios, estaba vinculado a un grupo supremacista de Florida y creció en un entorno familiar inestable. Según los medios, ya había expresado su intención de realizar un atentado de ese tipo.
El AR-15 que utilizó Cruz es un rifle semiautomático capaz de matar a varias personas a la vez, es fácil de comprar en buena parte de EEUU. En el Estado de Florida, basta estar libre de antecedentes penales y pagar para acceder a uno.
Menos mortífero fue el ocurrido el 23 de enero en la secundaria del condado Marshall, en Kentucky, en el que Gabe Parks, de 15 años, presuntamente tomó un revólver y mató a dos compañeros de colegio. Una chica murió en el mismo lugar, mientras que la otra víctima agonizó en el hospital. En total, otros 19 fueron heridos, cuatro de ellos al intentar escapar.
El 31 de enero, un altercado a la salida de un partido de básquetbol en una escuela secundaria de Filadelfia (Pensilvania) se cobró la vida de un hombre de 32 años que estaba en el estacionamiento del recinto. Las circunstancias en las que fue baleado no están del todo claras.
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El libre porte de armas, previsto en la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense desde 1789, es fruto de polémicas en EEUU y no se ha logrado establecer legislación para regular de manera más estricta ni una interpretación consistente por parte de las autoridades judiciales. Grupos como la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) hacen campañas para evitar el control estatal y tienen vínculos con políticos en el Congreso.