En el futuro, la demanda de materias primas de gran importancia estratégica y militar —que se utilizan en la producción de tecnologías de defensa— irá al alza. Actualmente, el complejo militar industrial de EEUU importa el 50% de los metales no ferrosos y raros que precisa de varios países del África subsahariana, mientras que sus importaciones de cobalto llegan al 75%.
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Los suministros de coltán son insustituibles en la producción de equipos electrónicos y son el ejemplo tal vez más destacado del potencial africano. El 80% de sus reservas se encuentra en este continente, principalmente en la República Democrática del Congo (RDC). Al mismo tiempo, Guinea es considerada la principal despensa de la bauxita, un elemento básico para la producción del aluminio. Por su parte, Camerún, al igual que Mali, alberga entre el 7% y el 9% de las reservas mundiales de esta roca.
Las acciones de EEUU en África
"Conscientes de todo esto los estadounidenses se preocuparon de antemano por disponer de acceso libre a las materias primas de África", escribe Alexéi Boguslavskiy, a la vez que destaca que "ya en la segunda mitad de los años 90 del siglo pasado las empresas de EEUU American Mineral Fields y Barrick Gold, auspiciadas por Washington, tomaron el control de los yacimientos de coltán y cobalto de la República Democrática del Congo".
Dado que en aquel entonces el este de la RPC estaba ocupado por grupos vinculados a Ruanda y Uganda, EEUU pasó a abastecer a las autoridades de estos países con armas a cambio de su cooperación en la exploración de las riquezas minerales de la región.
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Las empresas estadounidenses Apple e Intel compran materias primas conocidas como "minerales de conflictos" o también llamados "de sangre" a la República Democrática del Congo para utilizarlas en la producción de sus smartphones y portátiles.
"Los estadounidenses también son muy activos en el mercado de hidrocarburos. Exxon Mobil y Chevron, junto con la empresa malasia Petronas, son prácticamente monopolistas en la esfera de la extracción de petróleo en Chad", prosigue Alexéi Boguslavskiy.
Estas mismas empresas y la compañía estadounidense Anadarko Petroleum realizan prospecciones de gas en los yacimientos de Tanzania y Mozambique. Kosmos Energy, una gran empresa con sede en Dallas, es muy activa en la región de África Occidental, en particular en Gana y en Guinea Ecuatorial, de donde extrae petróleo.
Materias primas para el dragón
El columnista opina que la época dorada de las relaciones de EEUU y África, que empezó en los años 90 del siglo pasado y terminó en la primera década del siglo XXI —cuando Washington casi no tenía competidores en el continente—, ha llegado a su fin.
"China ha entrado en el juego y solo durante la primera década [del siglo XXI] ha conseguido convertirse en el principal socio de los países africanos, además de apartar a otros Estados en casi todas las esferas", escribe el autor.
"Sería una exageración afirmar que la llegada de China a África transcurrió sin problemas. La aparición de algo totalmente nuevo nunca y en ninguna parte del mundo transcurre fácilmente", recalca el columnista al referirse al ejemplo de Zambia.
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Las empresas chinas trabajaban en este país africano rico en petróleo desde finales de los años 70 del siglo pasado, lo que les permitió hacerse con una gran cuota en la extracción y venta de esta materia prima, el cobalto y el uranio. No obstante, se produjeron varios enfrentamientos en Zambia en 2005 y en 2010 entre trabajadores locales y encargados chinos. Pese a estos conflictos, el autor del artículo considera que China se distingue en un único aspecto en comparación con los antiguos socios de África.
"China está lista no solo para recibir los recursos africanos, sino que también es capaz de dar algo a cambio: invertir, brindar ayuda gratuita o desarrollar las infraestructuras. Lo hace sin irritar a sus socios africanos, sin meterse en su política interior y sin implantar sus propios criterios para el desarrollo de la sociedad civil y la democracia", escribe Boguslavskiy.
El puño de hierro del Viejo Mundo
Aunque las posibilidades de las expotencias coloniales son ya limitadas en el continente africano, los viejos socios de África no quieren perder sus posiciones en aquellos puntos clave que afectan a sus intereses nacionales.
"Cabe destacar que la operación francesa Serval lanzada en 2013 contra los tuaregs y los grupos islamistas radicales en el norte de Mali, así como la formación activa de las Fuerzas Unidas del G5 Sahel [Burkina Faso, Mauritania, Mali, Níger y Chad] por parte de París han perseguido un objetivo extremadamente pragmático: abastecer la metrópoli con materias primas", recalca el columnista.
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Al mismo tiempo, la actividad realizada por el conglomerado galo Areva en África ha provocado duras críticas en repetidas ocasiones. Tras múltiples problemas, la empresa acordó el pago de una compensación por un vertido radioactivo en Gabón y otra por el tratamiento médico que recibieron los trabajadores de una planta especializada en producción de uranio que fue cerrada en este país a comienzos de la década de los 2000.
En 2016, Areva se vio involucrada en otro escándalo relacionado con la extracción de uranio en la República Centroafricana tras la publicación de documentos secretos por parte de WikiLeaks. Según los datos revelados, después de entrar en el mercado local, el conglomerado no cumplió con sus compromisos fijados por los contratos de trabajo.
"Los mastodontes petroleros y de la minería del Reino Unido arraigaron profundamente sus actividades en los países de África", opina Boguslavskiy.
Según datos citados por el autor, en 2016 el valor potencial de todas las riquezas africanas controladas por las empresas británicas fue de 1,06 billones de dólares (incluidos 6.600 millones de barriles de petróleo y 79,5 millones de onzas de oro).
Los gigantes de la minería como la empresa británico-suiza Glencore y la compañía británico-australiana Rio Tinto son muy activos en Zambia y en la República Democrática del Congo, además de realizar extracciones de distintos metales en el Sáhara Occidental, Zimbabue, Namibia y Madagascar.
La empresa británico-holandesa Shell posee pozos petroleros en Nigeria, Camerún, Gabón, Gana y Sudáfrica, mientras que BP obtuvo el control de la novena parte de distintos yacimientos en Angola y se prepara para entrar en el mercado nigeriano.
Tras una pausa durante los años 90 del siglo pasado, los negocios rusos empezaron a regresar a los mercados de África. La empresa rusa Alrosa trabaja en el sector de producción de diamantes en Angola, Botsuana y Zimbabue. Renova y Norilsk Nickel operan en la industria minera de Sudáfrica.
En 2011, la empresa Severstal adquirió en tres países de África Occidental —Liberia, Guinea y Burkina Faso— varios activos de la industria minera y planea entrar a los mercados de Gabón y de la República Democrática del Congo.
La empresa Lukoil, por su parte, sigue controlando varios yacimientos petroleros en Nigeria, Gana y Camerún.
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