El expresidente enfrenta más de 700 causas judiciales que lo vinculan con delitos de corrupción. Entre otras cosas, se lo acusa de vender armas por sumas millonarias a una compañía francesa y remodelar su mansión con dineros públicos. Además, se le imputan contratos de obra ilícitos con la empresa india Gupta.
Tras la dimisión de Zuma, Ramaphosa ya es el nuevo presidente de Sudáfrica https://t.co/yKVvm8gCya pic.twitter.com/oGA5Q2QNI6
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Para Freixa, esta situación, sumada a los malos indicadores sociales y económicos del país y las fuertes demandas de la sociedad civil, devinieron en que su propio partido le perdiera "la paciencia".
"También se agregó el problema de los aranceles y las matrículas de las Universidades que fue otro movimiento de protestas que aumentó la tensión de la opinión pública. Hay varios frentes por los que Zuma perdió respaldo de su partido, de los partidos aliados del ANC y de buena parte de la sociedad", sostuvo Freixa.
Desde este jueves 15 de febrero, Ramaphosa deberá hacer frente a la desconfianza de la sociedad en el Gobierno, a un partido fragmentado y a un sistema político desgastado. Pero sobre todo y debido al legado que dejó Zuma, el nuevo presidente deberá fomentar políticas de transparencia y de combate de ante la corrupción.
Parlamento sudafricano elige a Cyril #Ramaphosa como nuevo presidente del país https://t.co/Iz6TwHQ4hS pic.twitter.com/4tV5Fr8eb0
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"Ramaphosa tiene que hacer un gran trabajo interno de purga y de lavada de imagen que haga consonancia con el discurso de renovación del partido, ese es el desafío", opinó Freixa.