En la actualidad hay 60 millones de chinos viviendo fuera de su país, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). A pesar de que el número es cuantioso, en una nación de casi 1.500 millones de personas, la más poblada del mundo, esa cifra representa solo el 4% de su población.
Los sitios preferidos por los ciudadanos chinos que deciden abandonar su país son Hong Kong y Estados Unidos, con 2,3 y 2,1 millones respectivamente. El país latinoamericano con más inmigrantes procedentes de allí es Brasil. La OIM sitúa en unos 23.000 los inmigrantes procedentes la mayor potencia asiática.
Pero no solo los ciudadanos chinos han desembarcado en Brasil. El gigante asiático ha invertido millones en el gigante sudamericano. Desde 2015 China invirtió más de 19.000 millones de dólares en Brasil. En 2017 los capitales chinos superaron a los estadounidenses como la mayor fuente de inversión extranjera en el coloso sudamericano.
Según la organización de Naciones Unidas para la inmigración, Venezuela es el tercer país con más inmigración china en América Latina, con un poco menos de 14.000 personas procedentes del gigante asiático.
Sin embargo, la política de apertura económica china no solo produjo cambios hacia afuera. El gigante asiático está atravesando un gran flujo de migrantes a nivel interno. La Oficina Nacional de Estadísticas de China estima que unos 270 millones de trabajadores migrantes locales se están mudando de las áreas rurales a las ciudades debido al crecimiento económico del país.