Gracias a su alcance y alta precisión esta arma tiene la reputación de ser la más adecuada para duelos con granaderos enemigos. Además, un disparo de un SPG-9 es mucho más barato que el de un misil guiado antitanque moderno.
En el conflicto en Siria, combatientes de la oposición han utilizado activamente lanzagranadas producidos en varios países occidentales, como los Carl Gustav suecos y los PanzerFaust alemanes.
Los lanzagranadas RPG-7 no fueron suficientes para hacer añicos estas armas; sin embargo, el SPG-9 —usado por el Ejército gubernamental sirio—cumplió con esta tarea sin problemas.
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El SPG-9 aniquila con facilidad blancos de hormigón desde una distancia larga. El alcance del Kopio se cifra en un kilómetro. Asimismo, el arma tiene alta velocidad de tiro: cerca de seis disparos por minuto. La 'lanza' es fácil de recargar, así que el apuntador no tiene que esperar hasta que el proyectil dé en su blanco.
El uso del SPG-9 no requiere de un entrenamiento especial, puesto que el arma es muy sencilla de usar.
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Este tipo de armas cuenta con alta demanda en conflictos regionales, especialmente entre unidades altamente móviles, explicó al medio el especialista en tecnología militar Oleg Zheltonozhko.
"Los combatientes [de la oposición] reciben armas extranjeras. Ellos aprendieron a atrincherarse y a preparar sus posiciones de manera adecuada, por eso las unidades especiales necesitan esta 'artillería de trincheras'", expuso el entrevistado.
El Pentágono, a su vez, vuelve a poner en servicio los lanzagranadas suecos Carl Gustav, que también son fáciles de usar. El ente había adquirido estas armas para las unidades de Rangers en los años 1980, pero luego fueron reemplazadas con misiles antitanque.