Clases de alemán
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"El proyecto requiere que instalemos a lo largo del fondo del mar Báltico dos bifurcaciones del gasoducto con capacidad para transportar 55.000 millones de metros cúbicos de gas (…) Alemania podrá recibir directamente de Rusia hasta 110.000 millones de metros cúbicos al año", señala Miller.
Hablamos de 9.500 millones de euros invertidos en el proyecto, recuerda Naúmov. En 2017 se invirtieron 3.000 millones. Gazprom coopera con las empresas energéticas más grandes de Europa, como Royal Dutch Shell, Engie, OMV, Uniper y Wintershal. "Pero no todo el mundo está contento con la buena dirección que está tomando el Nord Stream 2", advierte Naúmov.
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Intereses polacos
Polonia está meridianamente en contra del proyecto.
"Uno de los intentos a la desesperada encaminados a prohibir la construcción del proyecto lo protagonizó hace poco el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki. Instó al secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, a ampliar las sanciones contra Rusia para que también afectasen al gasoducto y a multar a las compañías europeas que tomen parte en el proyecto", revela Naúmov.
"Este tipo de movimientos son geopolíticos. Estados Unidos quiere penetrar en el espacio energético europeo y dominarlo", asegura la subdirectora de la Escuela de Negocios Internacionales de la Universidad Estatal Rusa de Petróleo y Gas, Liudmila Studeníkina.
El presunto plan de Estados Unidos consistiría en entrar en ese mercado a través de Polonia. El ahora exministro de Exteriores polaco, Witol Waszczykowski, confirmó, antes de ser retirado de su cargo, que Varsovia había aceptado cooperar con Estados Unidos en el sector energético. Sin ir más lejos, en 2017 la polaca PGNiG firmaba un contrato de cinco años para suministrar gas natural de esquisto estadounidense.
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El dinero es el dinero
Los intereses de Polonia incluyen también convertirse en el centro de distribución del gas estadounidense en Europa Central y del Este.
"Las cuentas son estas: el gas natural licuado que proviene de EEUU y de Catar llega al puerto polaco de Swinoujscie, cuya capacidad se incrementa hasta los 7.500 millones de metros cúbicos. Además, Polonia espera recibir hasta 10.000 millones de metros cúbicos de gas del mar del Norte, así que ha decidido construir un gasoducto báltico que comience en Dinamarca y se adentre en el Báltico para 2022", añade Naúmov.

Sin embargo, lo que irrita más a Varsovia es que el gasoducto priva al país de los beneficios de ser una zona de tránsito del gas y que pone en duda que Polonia sea una buena opción para suministrar combustible al resto de Europa. Tampoco se debe olvidar, dice Naúmov, que "los precios del gas que pasa por tuberías —el ruso— será siempre inferior al licuado estadounidense. Los polacos pagarán unos 1.000 millones de euros más por el gas estadounidense por querer evitar la opción rusa.
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