"La eficacia de las fake news se debe, en primer lugar, a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles; en segundo lugar, estas noticias, falsas pero verosímiles, son capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los destinatarios, poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración", aseguró el pontífice.
"El drama de la desinformación es el desacreditar al otro, el presentarlo como enemigo, hasta llegar a la demonización que favorece los conflictos", subrayó.
Francisco llamó a "desenmascarar la que se podría definir como la 'lógica de la serpiente', capaz de camuflarse en todas partes y morder".
Según el Papa, "se trata de la estrategia utilizada por la 'serpiente astuta' de la que habla el Libro del Génesis, la cual, en los albores de la humanidad, fue la artífice de la primera fake news (cf. Gn 3,1-15), que llevó a las trágicas consecuencias del pecado, y que se concretizaron luego en el primer fratricidio (cf. Gn 4) y en otras innumerables formas de mal contra Dios, el prójimo, la sociedad y la creación".
"Podemos reconocer la verdad de las declaraciones por sus frutos, si provocan peleas, fomentan la división, alientan la resignación o si por el contrario llevan a la reflexión consciente y madura, al diálogo constructivo", resaltó.
En su mensaje Francisco resaltó el papel de los periodistas, quienes "tienen una gran responsabilidad, porque en el mundo actual no solo se trata de un trabajo sino de una misión, informar es también formar, involucrarse en la vida de las personas".
A las noticias falsas que siembran la discordia el pontífice contrapuso el "periodismo de paz", capaz de difundir la verdad.
Además de citar la Biblia, el Papa hizo referencia a la novela del escritor ruso Fiodor Dostoyevski 'Los hermanos Karamázov', al asegurar que "quien se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras, llega al punto de no poder distinguir la verdad, ni dentro de sí mismo ni en torno a sí, y de este modo comienza a perder el respeto a sí mismo y a los demás".
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Según Dostoyevski, esa persona, "como ya no estima a nadie, deja también de amar, y para distraer el tedio que produce la falta de cariño y ocuparse en algo, se entrega a las pasiones y a los placeres más bajos; y por culpa de sus vicios, se hace como una bestia, y todo esto deriva del continuo mentir a los demás y a sí mismo".
Como epígrafe fue usada una frase del Evangelio según San Juan, donde se asegura que "La libertad os hará libres".