"La cultura de nuestros pueblos es un signo de vida, la Amazonía, además de ser una reserva de la biodiversidad, es también una reserva cultural que debe preservarse ante los nuevos colonialismos", dijo Francisco en un acto en el Coliseo Regional de Madre de Dios, según consigna la estatal Agencia Andina.
El Papa destacó que las comunidades indígenas no son una "minoría" y deben ser consideradas como "auténticos interlocutores".
Además, advirtió que los pueblos originarios de la Amazonía nunca estuvieron "tan amenazados en su territorio como lo están ahora".
Contra la explotación
"Es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neoextractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que dirigen su avidez sobre el petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales", describió.
Por su parte, representantes de los pueblos amazónicos aprovecharon la ocasión para hacer llegar sus reclamos y denuncias
"Los pueblos indígenas de la Amazonía queremos decirle a toda la humanidad que nosotros también estamos preocupados porque la tierra se está malogrando; los animales, reduciendo; los árboles, desapareciendo; los peces van muriendo y el agua dulce se va agotando por la consecuencia del cambio climático, con la consecuente aparición de enfermedades y epidemias que nos amenazan", dijo uno de los participantes.
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Francisco criticó la minería ilegal y la trata de personas y afirmó que la defensa de la tierra no es otra cosa que "la defensa de la vida".
"Existe otra devastación de la vida que viene acarreada con esta contaminación ambiental propiciada por la minería ilegal, me refiero a la trata de personas: la mano esclava o el abuso sexual", dijo.
Recorrido
Tras cumplir otras actividades en Puerto Maldonado, Francisco regresó por la tarde a Lima donde tenía previsto un breve encuentro con el presidente Pedro Pablo Kuczynski y luego una reunión a puertas cerradas con los integrantes de la Compañía de Jesús.
El Gobierno de Perú declaró feriados no laborables el 19 y 20 de enero en las ciudades que visita el jefe máximo de la Iglesia Católica con el fin de facilitar la asistencia de los fieles.
Esta es la tercera visita de un pontífice a Perú, luego de que Juan Pablo II llegara al país en dos ocasiones, en 1985 y 1988.