De acuerdo con el también excomandante de la Flota del Báltico, "según se informa, la potencia de la explosión fue equivalente a la de 300 kilogramos de TNT, una fuerza capaz de destrozar un submarino".
Al mismo tiempo, "no pudo desaparecer sin dejar rastro, ya que el cuerpo [de la nave] nunca se destroza en pedazos pequeños y solo se destruye en las partes más finas".
El militar subrayó que la explosión tuvo lugar en la sala de torpedos, "en este caso, explotaron seis lanzadores de 533 milímetros, además de dos docenas de torpedos". Explicó que es probable que la popa del sumergible sobreviviera a la explosión.
Más: Rusia, la última esperanza de los familiares del submarino argentino desaparecido
Según Valúev, "en caso de que se definan con exactitud la potencia y el lugar de la explosión, […] tiene sentido continuar con los trabajos de búsqueda". El militar agregó que, una vez se conozca y determine dónde explotó el ARA San Juan, el hallazgo de los fragmentos "va a llevar entre 3 y 5 días" para los expertos rusos.
"Es necesario enterrar los restos de los marinos argentinos, y si no los hallamos, tenemos que hacerlo de manera simbólica y darles sepultura en el mar", destacó. Indicó que solo sería posible tomar esta decisión cuando sean hallados los restos del sumergible.
"No sufrieron ni se ahogaron. Su muerte fue instantánea", reza el informe.
El submarino argentino ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, había partido del puerto de Ushuaia para dirigirse a Mar del Plata (este) y dejó de responder a la base de operaciones durante la mañana del 15 de noviembre, cuando se encontraba a unos 430 kilómetros de la costa, en el golfo de San Jorge, en el Atlántico Sur. En la búsqueda de los restos del navío participan equipos de Argentina, Rusia, EEUU y Reino Unido.