Las primeras noticias sobre la posible 'vuelta' del Korona en la agenda de la industria espacial rusa surgieron en enero de 2017.
Además, la empresa diseñadora, conocida sobre todo por sus misiles balísticos intercontinentales Sarmat y Sineva, aseguró tener ya un plan de desarrollo y pruebas.
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Llegado el 2018, el diseñador general del Centro Makéev, Vladímir Degtiar, confirmó oficialmente la reanudación del desarrollo y reveló en el periódico corporativo ciertos detalles previamente desconocidos.
Al mismo tiempo, Degtiar destacó que el proyecto ruso tiene diferencias de principio:
"Nuestro proyecto del cohete portador Korona no supone etapas separables y, de hecho, es una nave espacial de despegue y aterrizaje vertical", detalló el diseñador cósmico.
Así, según el Centro Makéev, Korona podrá usar plataformas de lanzamiento simplificadas y hasta plataformas marítimas, como, por ejemplo, Sea Launch recién adquirida por la empresa rusa S7.
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El ingeniero ruso está convencido que las tecnologías aprobadas en el Korona "allanarán el camino hacia los viajes espaciales interplanetarios tripulados", ya que permitirán a los cosmonautas aterrizar y despegar en la misma nave espacial.
"Este enfoque [de Space X] va desacreditando la idea de un cohete realmente reutilizable. Cada cohete recuperado debe ser minuciosamente analizado, deben ser montados nuevos componentes desechables y conexiones internas", señalaron los representantes del Centro en una entrevista para Popmech.
El sueño de los diseñadores es un cohete que va al espacio, coloca su carga útil, regresa a la Tierra y solo requiere un simple diagnóstico y recargar combustible para volar otra vez. En cierto sentido, esta meta es aún más audaz que la de Elon Musk y Jeff Bezos, dos ya conocidos pioneros del espacio más accesible.