La llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU en enero de 2017, quien exigió renegociar el TLCAN vigente desde hace 24 años, "ha traído incertidumbre a la economía mexicana, que se ha traducido en máximos históricos del tipo de cambio y en una mayor volatilidad cambiaria", dijo a Sputnik la directora de análisis Económico-Financiero de Banco Base, Gabriela Siller.
Sin embargo, en 2017 la economía creció un 2,3% a tasa anual, según las últimas cifras oficiales, luego de avanzar 2,5% en los primeros tres trimestres, lo que los analistas estiman como "un desempeño moderado".
A pesar de la desconfianza en los mercados acerca de la capacidad de la segunda mayor economía latinoamericana y la número 16 del mundo para resistir un embate nunca visto organizado desde la Casa Blanca, el resultado no fue totalmente catastrófico.
"El crecimiento para el cierre de 2017 es mayor a lo esperado hace un año, con la llegada de Donald Trump", apuntó Siller.
Pero las autoridades mexicanas fracasaron en evitar que la depreciación del peso se trasladara al índice de precios al consumidor.
Pero debido a que continuará la volatilidad cambiaria en 2018, "el panorama para la inflación seguirá deteriorado", proyectó.
El propio Banco de México reconoció en su último informe anual "una reacción adversa de los mercados ante las acciones de política monetaria o fiscal en Estados Unidos (gran reducción de impuestos), o una volatilidad asociada al proceso electoral de 2018".
Lea más: Banco de México eleva tasa de interés a 7,25 para frenar inflación
A pesar de que duplicó en dos años el precio del dinero, al llevar la tasa de interés a niveles del 2002 para frenar la presión sobre el peso, la institución del Estado reconoció que "la convergencia al objetivo gubernamental (de inflación) será más lenta de lo previsto".
En consecuencia, las tasas de interés cerrarán el próximo año 2018 "en un nivel de 8%", pronosticó la analista.
Presiones internacionales
Por ejemplo, los consumidores gastaron un 3,4% más en septiembre, cuando el peso reaccionaba ante el dólar, tras un inicio de la renegociación del TLCAN menos dramático de lo esperado.
Además, por primera vez en nueve años, el gasto público no registró déficit, y al cierre de 2017 logró un superávit primario por recortes al presupuesto federal.
Esa era una de las principales demandas de las calificadoras de riesgo de la deuda soberana mexicana.
Como respuesta a la buena tarea en las finanzas públicas, este año las principales agencias calificadoras de crédito, con excepción de Moody's, mejoraron sus perspectivas sobre la calificación del país, de "negativa" a "estable".
Pero esas mismas calificadoras financieras coinciden en que las inversiones se redujeron durante 2017, por la incertidumbre para los negocios.
Lea también: Banco Central de México subasta $4.000 millones para respaldar el peso
Así, la inversión fija bruta se contrajo por primera vez en cuatro años: cayó un 1,2% a tasa anual entre enero y septiembre de 2017, y la construcción se derrumbó más de 4%.
"Es evidente que no hay claridad sobre el futuro de la relación comercial entre México y EEUU y tampoco existe claridad acerca del panorama político de México del siguiente sexenio", reconoció Siller.
La disputa por el poder en México también genera una mayor tasa de crecimiento del consumo, como efecto de los gigantescos gastos del Gobierno y los partidos que suman varios miles de millones de dólares en los comicios.
Además de ese factor, "con el crecimiento de las exportaciones, la economía mexicana podría crecer un 2,5%", anticipó la experta.
En suma, México brindará para recibir a 2018 con un cóctel mareador: nubarrones en la renegociación del TLCAN, una inversión pusilánime, un dólar arriba de los 20 pesos, una inflación sin control, una imbricada trama bilateral de políticas monetarias y fiscales, y un resultado muy incierto de las elecciones presidenciales y legislativas.