Para la doctora en Economía Antonieta Barrón, docente e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, las condiciones no están dadas para que la región alcance ese promedio.
"Creo que en general, a mediano plazo, va a pasar lo que el año pasado, que los organismos internacionales estimaron que el crecimiento iba a ser como del dos y tanto por ciento y de repente se retractaron y dijeron 'bueno, parece ser que va a ser de 1,8%, de 1,5%, o de menos'", analizó.
Según las estadísticas, los países que más aportarán al Producto Bruto Interno (PBI) serán aquellos de mayor atraso, sobre todo los situados en América Central. Para la experta esto radica en que "son países cuyo comercio está basado prácticamente solo en productos agrícolas o pesqueros. Son países que no compiten en el mercado internacional de productos terminados importantes", lo que ayuda a que sean menos relegados.
Por otra parte, el crecimiento del producto no contempla las desigualdades internas dentro de los Estados, como los niveles de pobreza y de salarios, que para Barrón no van a mostrar mejoras el año que viene, como tampoco lo hicieron en 2017.
"Para vivir una persona en México en áreas rurales necesita 1000 pesos. La familia promedio es de 4 miembros por lo que necesita 4000 pesos mensuales para comer. Un jornalero que corta caña de las seis de la mañana a las seis o siete de la noche recibe por eso 120 pesos (menos de diez dólares), que al mes, si trabajara los siete días de la semana, serían 3600 pesos, lo que los dejaría en déficit", explicó.
38% de la población total de América Latina vive en condiciones de pobreza. Más allá de que el PBI aumente, para la docente no hay signos que demuestren que esta tasa disminuye, puesto que las políticas de reparto no lo han hecho.