Para Ankara, el Turk Stream es sobre todo un método de asegurar los suministros de gas natural para su economía y anular los riesgos políticos del posible rechazo de Rusia a utilizar los gasoductos ucranianos para exportar su combustible azul.
En este sentido, el proyecto tiene un gran significado "como garante de la seguridad energética del país". Por otro lado, si el segundo tramo del gasoducto —rumbo a Europa— no se enfrenta con la resistencia de la legislación de la Unión Europea, "Ankara podría realizar su sueño de ser un centro de distribución de la energía", explicó el experto.
Para Demityol, hace falta más que tener un gasoducto para convertirse en un distribuidor. En concreto es necesario crear la infraestructura de un mercado de gas apto para funcionar como plataforma para determinar los precios.
Todo esto apuntalará las posiciones de Moscú como proveedor principal de gas natural a Europa, un título que EEUU busca arrebatar con sus suministros de gas natural licuado.
Los dos gasoductos en construcción, el Turk Stream y el Nord Stream 2, causan frustración de EEUU. Y la posición de Turquía, que pasó por alto las recién introducidas sanciones de Washington contra Moscú, "causa preocupación en la Casa Blanca", según el analista.
"Turquía tiene potencial para desempeñar un importante papel en la contienda geopolítica entre las grandes potencias", concluyó Demityol.
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