Dirigiéndose a los nuevos representantes en el Parlamento catalán, el monarca recordó la necesidad "de afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes respetando la pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común".
"Respetar y preservar los principios y valores de nuestro Estado de derecho es imprescindible para garantizar una convivencia que asegure la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político".
"Como sabemos, el enfrentamiento y la exclusión sólo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y económico de toda la sociedad", aseguró, insistiendo en que el único camino posible por el que deben transitar los representantes "es el que conduce a "que renazcan la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña".
El discurso fue muy criticado por las formaciones de izquierdas y los independentistas catalanes y aplaudido por Ciudadanos y el Partido Popular.
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Los partidos independentistas piden al Jefe del Estado que respete "la voluntad del pueblo de Cataluña" que eligió "democráticamente" una mayoría independentista y lamentaron que no recordase a los políticos que todavía se encuentran en prisión.
Por su parte, las formaciones de izquierdas criticaron que esté "alejado de los problemas sociales".