"Cuanto más aumente la huella rusa en Cuba, mayor será el rechazo hacia Estados Unidos y más difícil les resultará a las empresas estadounidenses hacer negocio allí", comentó el actual director del Centro de América Latina Adrienne Arsht (EEUU), Jason Marczak.
Tan solo en el último año las exportaciones rusas a Cuba han crecido un 81%. En enero, Rusia entregará un total de 300 nuevos automóviles Lada para sustituir a algunos de los antiguos vehículos soviéticos de la misma marca, que siguen gozando de una gran popularidad en las calles de Cuba.
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Otra compañía rusa, Sinara, envió en noviembre las primeras 75 locomotoras como parte de un pedido de 190 millones de dólares. Ferrocarriles Rusos —RZhD—, de propiedad estatal, está negociando un acuerdo de 2.200 millones de dólares para modernizar las infraestructuras cubanas y construir una nueva línea de alta velocidad entre La Habana y el balneario de Varadero.
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Por su parte, la Administración Trump de EEUU ha desbaratado todo el trabajo de Barack Obama —quien al final de su mandato suavizó el embargo a Cuba— al tildar al Gobierno de Raúl Castro de "régimen brutal".