El pasado 18 de diciembre, el Ministerio de Exteriores ruso anunció que Moscú suspende su trabajo en el centro, que se ocupa de monitorear el cumplimiento de la tregua en Donbás, como respuesta a las dificultades creadas por Kiev.
Horas después, el Ejército ucraniano dijo que también retiraría a sus representantes.
"Estamos listos para proseguir (…) el diálogo con los representantes de la misión de la OSCE, así como con los representantes de la parte ucraniana en el Centro Conjunto de Control", dijo Yakúbov.
El centro, integrado por oficiales de los Estados Mayores Generales de Rusia y Ucrania, fue creado por orden de los presidentes Vladímir Putin y Petró Poroshenko tras la firma de los acuerdos de Minsk.
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Yakúbov destacó que los oficiales rusos, antes de retirarse, dejaron todos sus datos para que la OSCE pudiera ponerse en contacto con representantes de Donetsk.
"Tras la retirada de los oficiales rusos del Centro Conjunto de Control, estamos en condiciones de seguir garantizando el control y la coordinación de la seguridad en la línea de contacto, la pelota está en el tejado de la otra parte, y ahora están dadas las condiciones para establecer un diálogo directo entre las partes reales del conflicto y la misión de monitoreo", subrayó el jefe del grupo de Donetsk.
En el comunicado difundido el 18 de diciembre la Cancillería recordó que el centro afrontaba graves dificultades debido a la posición de la parte ucraniana, en particular, Kiev se oponía categóricamente a normativizar su funcionamiento.
Los intentos de solucionar ese problema a nivel bilateral y en el marco del Grupo de Contacto de Minsk (OSCE, Rusia, Ucrania) o del Cuarteto de Normandía (Alemania, Francia, Rusia y Ucrania) también fracasaron.
Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de la violencia cuyo resultado la ONU estima en más de 10.300 muertos.