Los comienzos del siglo XXI dieron origen a varias reformas que expandieron los derechos de los pasivos en América Latina. Países como Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil, Colombia o México desarrollaron reformas estructurales o parciales, todas ellas con una impronta de mayor inclusión y aumento de derechos. Pero en esta segunda década la tendencia se está revirtiendo.
"Hoy día se habla de un agotamiento del modelo distribucionista que llevaron a cabo los gobiernos más de izquierda, y se ven contrarreformas de gobiernos más liberales. Está el caso de Brasil que quiere hacer una gran reforma parcial para elevar los requisitos de años de servicio, o el caso de Argentina que busca empezar a rever el sistema", dijo en diálogo con Sputnik el politólogo y docente argentino Nelson Cardozo autor de numerosos estudios sobre reformas previsionales en la región.
El efecto inmediato de estas medidas fue una ampliación de derechos muy importante. Brasil logró una inclusión del 80% de los adultos mayores en el sistema. Uruguay lo siguió de cerca, y Argentina se metió en el podio de los países mejor posicionados del mundo con una cobertura superior al 97% de su población de adultos mayores. Pero en el largo plazo se encontraron nuevos desafíos.
"Esto hace que los gobiernos recurran cada vez más a las fuentes de financiamiento no contributivas, o sea no a los trabajadores activos, sino a otro tipo de impuesto", señaló. Argentina por ejemplo recurre a otro tipo de gravámenes: al valor agregado, a las ganancias, y esto "muestra grandes desafíos a los sistemas previsionales", explicó Cardozo.
Para el analista, las movilizaciones sociales en países con mayor cobertura jubilatoria como Argentina o Brasil son más importantes porque afectan a una proporción mayor de la población.
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Este descontento no se evidencia de igual forma en países centroamericanos cuyos jubilados no son más que el 25% de los adultos en edad de retirarse, o en Perú donde solo el 17% logra acceder a esta prestación.