"Rusia está considerando la dominación global del gas", informa el periódico británico The Telegraph.
"Rusia ha demostrado ser capaz de implementar proyectos de alta tecnología y muy costosos incluso frente a las sanciones occidentales, y este es un descubrimiento desagradable para quienes predecían el colapso de la ambiciosa dirección energética del programa ártico ruso. Pero aún les duele más la perspectiva de participación activa de Rusia en la competencia en el mercado mundial del gas natural licuado (GNL), que Estados Unidos creó en gran medida para sí mismo", escribe el columnista de Sputnik Iván Danílov.
Según explica el autor del artículo, el mercado internacional de gas existe, en opinión de EEUU, para que puedan vender allí los excesos de su combustible de esquisto a precios bastante altos. La exportación del GNL de EEUU debe "sacar a Europa del punto de mira del gas ruso" o, en otras palabras, el pretexto se pretende usar para combatir la influencia de Rusia en la UE y obligar literalmente a los consumidores europeos a comprar el gas estadounidense a sobreprecio, expone Danílov.
Además de los obvios beneficios económicos, esta situación crea una palanca muy desagradable para China de presión política y económica. Sin embargo, esta cómoda situación para el país estadounidense no supone la presencia de otros jugadores en el mercado.
Mientras tanto, Yamal LNG recibió financiación china, y el socio europeo del proyecto, la compañía francesa Total, permaneció en él hasta el final. Así, los planes de EEUU se truncaron: en vez de sacar a Europa del "punto de mira del gas ruso", el GNL ruso sirve para diversificar las importaciones del gas a China, recalca el columnista. Pero la situación se agudizó aún más cuando se supo que el ministro de energía saudí, Jalid Falih, había visitado Yamal y barajaba comprar gas ruso.
"A pesar de que la prensa occidental escribe con preocupación sobre los planes de Moscú para dominar el mercado energético mundial, la práctica muestra que el enfoque ruso para construir una superpotencia energética es fundamentalmente diferente del de sus rivales estadounidenses. Los recursos energéticos de Rusia nunca se compran bajo amenazas o desesperación. Por el contrario, la cooperación con Rusia en el sector de la energía proporciona cierta libertad respecto a los dictados de la Administración de Washington", concluye el autor.