Que los líderes de los países vecinos se impliquen en los Juegos Olímpicos de Invierno de Seúl 2018 es visto desde la capital surcoreana como una forma de contener a Corea del Norte de llevar a cabo alguna provocación y, en el mejor de los casos, de crear buenas condiciones para entablar un diálogo con el país juche. Pero con la decisión del Comité Olímpico Internacional de prohibir a Rusia participar en ellos, Corea del Sur deberá hacer un gran esfuerzo para evitar que la edición de 2018 pase de ser un símbolo de paz a la manzana de la discordia.
Más importante todavía es la idea de que si Rusia no compite se pueden alterar los planes del Gobierno surcoreano de establecer un diálogo con Corea del Norte. Y es que de Moscú y del propio presidente ruso, Vladímir Putin, mucho depende que ese diálogo llegue a buen puerto.
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No en Pyongyang, sino en Pyeongchang
Fue durante el Foro Económico Mundial de septiembre cuando el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, invitó al líder ruso a asistir a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos. Según el mismo Moon, Putin "casi la aceptó".
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Según palabras de un funcionario de la oficina del presidente surcoreano, que Rusia esté ausente durante el evento deportivo puede meter a los organizadores de la competición en aprietos. Sobre todo si Rusia se niega a emitir el evento por televisión.
Por eso no es de extrañar que otro funcionario surcoreano haya declarado que su Gobierno tiene la intención de hacer ver al COI que los Juegos Olímpicos de Pyeongchang son algo más que una competición deportiva y esperan que su decisión para con Rusia cambie.
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Por lo que respecta a Estados Unidos, el país todavía no ha "decidido definitivamente" si enviar o no a sus atletas a la capital surcoreana. Si Pyeongchang todavía cree que si aplaza los ejercicios militares conjuntos con EEUU —que en parte coinciden con la etapa final de los Juegos de invierno— ayudará a evitar que Corea del Norte reaccione de forma brusca, Washington puede acabar pensando que durante la competición los norcoreanos pueden hacer acto de presencia cargados con armas nucleares.
La última oportunidad
El 13 de diciembre Moon visitará durante cuatro días China, donde espera asegurarse el apoyo del presidente de la República Popular.
En lo que respecta a Rusia, incluso si sus atletas van a Pyeongchang blandiendo la bandera olímpica las posibilidades de que su líder visite la capital surcoreana son, desde luego, pequeñas. Pero a si los rusos, como se ha dicho, se les permite que ondeen su bandera nacional durante la clausura de la competición, todavía hay esperanza de que Putin se pase por Pyeongchang.
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