"Ser capaz de medir la masa y la densidad del K2-18b fue tremendo, pero descubrir un nuevo exoplaneta fue una suerte igual de emocionante", confiesa el autor principal del análisis, Ryan Cloutier, estudiante de doctorado en el Centro de ciencias planetarias de la Universidad de Toronto en Scarborough y el Instituto para la investigación de los exoplanetas de la Universidad de Montreal.
Según el comunicado, publicado en la página web de la Universidad de Montreal, ambos planetas orbitan la estrella enana roja K2-18 situada a 111 años luz de distancia en la constelación Leo. Cuando el planeta K2-18b fue descubierto por primera vez en 2015, se reveló que estaba orbitando en la zona habitable de la estrella, convirtiéndose en un candidato ideal para tener agua líquida en su superficie, un elemento clave para la vida tal como la conocemos.
Two Super-Earths around red dwarf K2-18 https://t.co/KUwFA1XjNk pic.twitter.com/Qv8Gknkkt5
— Science (@scienmag) 10 декабря 2017 г.
Cloutier y su equipo pudieron determinar que el planeta es mayormente rocoso con una pequeña atmósfera gaseosa —como la Tierra, pero más grande— o un planeta mayormente acuático con una gruesa capa de hielo encima.
"Con los datos actuales, no podemos distinguir entre esas dos posibilidades", explica Cloutier. "Pero con el telescopio espacial James Webb (JWST) podremos explorar la atmósfera y ver si es un planeta cubierto de agua".
El segundo planeta descubierto K2-18c está más cerca de su estrella, y probablemente demasiado caliente para estar en la zona habitable, observan los científicos. Como el K2-18b también parece ser una supertierra, lo que significa que tiene una masa similar a la Tierra.
El término supertierra es utilizado para hacer referencia a un planeta terrestre extrasolar que posee entre una y diez veces la masa de la Tierra.
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