Actualmente, no está claro si es posible sustituir el fragmento de 30x60 centímetros, algo que constituye un riesgo para la seguridad. Según declaró a Sputnik Víktor Baranets, analista militar del periódico Komsomolskaya Pravda, el incidente "ha perjudicado la imagen 'inmaculada' de este avión".
Baranets indicó que los estadounidenses invirtieron grandes sumas de dinero en este proyecto.
"Quisiera recordar que el proyecto completo ha costado miles de millones de dólares a los contribuyentes estadounidenses. El propio Pentágono todavía se vuelve loco y culpa a los fabricantes por haber subido demasiado el costo del proyecto", explicó.
El hecho de que se haya disparado el coste disuadió a algunos clientes extranjeros que tenían previsto adquirir estos aviones, como Corea del Sur, Japón o Dinamarca.
"En cuanto a las características técnicas de la aeronave, los estadounidenses trataron de 'llenar' este avión con todo con lo que pudieran. Y decidieron que la aviónica 'inteligente' se convertiría en el arma principal", recordó Baranets. Al mismo tiempo, subrayó que la aeronave resultó ser demasiado "caprichosa". Asimismo, aseveró que los fabricantes estadounidenses tomaron la decisión de fabricar el avión con hierro y materiales compuestos, lo que constituye una tarea muy complicada.
"Lo que ha pasado cerca de Okinawa es una consecuencia de aquel error, o sea, una venganza por la astucia de EEUU, cuando los ingenieros estadounidenses quisieron engañar a las leyes de la física y la tecnología", declaró.
Según Baranets, se trata de un "incidente vergonzoso", ya que el fragmento perdido estaba mal ensamblado. El analista calificó el incidente como una "bofetada" a los fabricantes norteamericanos.
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También criticó las declaraciones de los militares e ingenieros estadounidenses acerca de la "invisibilidad" de la aeronave para los radares del adversario.
"Los expertos de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia vigilan los vuelos de los F-35 en la zona donde se celebran las maniobras. Nuestros sistemas de defensa antiaérea, nuestros radares ven estos F-35 como si fueran hojas de otoño en el parabrisas", afirmó.
"Fanfarronear es muy natural para los estadounidenses", concluyó.