"La barrera más compleja tiene que ver con los prejuicios sociales que excluyen a las mujeres con discapacidad de los ámbitos de inclusión social y esto también ocurre en lo laboral, la presunción de incapacidad en un mercado laboral expulsivo repele cualquier deseo de incorporarse a un empleo", dijo a Sputnik Dones, miembro de Consejo Directivo de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (R.E.D.I.).
Según el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de mil millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de discapacidad.
Las personas con discapacidad tienen más probabilidades de estar desempleadas, y generalmente ganan menos cuando trabajan, según la OMS.
Asimismo, las mujeres con discapacidad deben enfrentar barreras arquitectónicas, comunicacionales y sociales, que las excluyen del mercado laboral.
Mientras que el 53% de los hombres con alguna discapacidad cuenta con un empleo, el porcentaje equivalente para las mujeres es de un 20%.
En el caso de varones y mujeres no discapacitados las tasas de empleo son de un 65% y 30%, respectivamente, según la Encuesta Mundial sobre la Discapacidad.
"Las mujeres con discapacidad acceden en bajos porcentajes al empleo en un mercado laboral formal, y a su vez ante igual tarea perciben un salario un 30% menor que los hombres, además de que "los puestos de trabajo a los cuales acceden son precarios y de baja exposición al público", afirmó Dones.
Por otra parte, Dones observó que existen dificultades para que las mujeres y niñas puedan tener acceso a una educación inclusiva y de calidad en todos los niveles y modalidades, lo cual a largo plazo incide en la obtención de un puesto laboral de calidad y digno.
Según un informe de Naciones Unidas existen tres ámbitos de preocupación en lo referido a las mujeres y las niñas con discapacidad: la violencia física, sexual y psicológica; la limitación de los derechos sexuales y reproductivos y el derecho a la maternidad y las responsabilidades relativas al cuidado de los niños.
"Los tres ámbitos de preocupación son de suma gravedad, dado que el hecho de ser mujer o niña con discapacidad, "habilita" a los actos de violencia desde las familias y lugares de encierro donde se encuentran", explicó Dones.
En Argentina, por ejemplo, el Estado Nacional no ha incorporado la perspectiva de discapacidad en las políticas públicas en materia de violencia de género, no existen datos estadísticos sobre violencia contra las mujeres con discapacidad y "los dispositivos implementados por el Estado para contener situaciones de violencia no son accesibles para mujeres con discapacidad", contó la trabajadora social.
Discapacidad y maternidad
Muchas madres que viven con alguna discapacidad necesitan apoyo para el cuidado de sus hijos.
Además, en relación a la maternidad, "la decisión de una mujer de criar a su hijo/a es materia de judicialización, sobre todo si la mujer es pobre", y el Estado debería "velar para que ellas tengan los apoyos necesarios para tener una vida independiente y poder ejercer el derecho a la maternidad, pero lamentablemente estamos lejos de obtener los logros deseados", concluyó la experta argentina.
Discapacidad y educación
Según la OMS, alrededor del mundo las personas con discapacidad se enfrentan a obstáculos que entorpecen su acceso a servicios como la salud, el empleo, el transporte, la información y la educación.
"La educación inclusiva por lo menos en Argentina tiene serias falencias, hay una gran resistencia de los colegios a matricular a niños/as con discapacidad y los docentes suelen afirmar que no están capacitados para la inclusión escolar, considerando que los niños deben ser educados por los docentes de apoyo y no por el docente al frente de la clase, con un claro dejo de discriminación", expresó la especialista.
Según la OMS alrededor del 15% de la población mundial vive con algún tipo de discapacidad, cifra que en América Latina corresponde al 12% de la población según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).