"La industria de los cruceros apoya que Cuba se mantenga abierta como destino", declaró a la prensa Frank Del Río, consejero delegado de la estadounidense Norwegian Cruise Line Holding, al referirse al impacto de las disposiciones y regulaciones impuestas el 9 de noviembre por el Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump.
Del Río aludió a la política como "un acompañante extraño", y expresó la esperanza de que los gobiernos puedan manejar sus diferencias.
Del Río agregó que muchos de sus colegas participantes en el foro coincidieron en ese criterio, lo cual consideró una muestra de lo que la mayor de las Antillas tiene para ofrecer.
"Hemos visto lo que el Gobierno cubano está haciendo en términos de crucerismo, estas reuniones son importantes para continuar alcanzando nuestros intereses mutuos", acotó el consejero delegado.
Directivos de las principales compañías de cruceros del mundo y autoridades cubanas discuten en La Habana sobre las oportunidades para ampliar las operaciones de ese tipo de embarcaciones en la isla.
Junto a Malmierca se encontraban el titular de Turismo, Manuel Marrero, y la directora general de Estados Unidos de la cancillería, Josefina Vidal.
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La relación de empresas asistentes incluye a American Cruise Line, Virgin Voyager, Carnival Corporation and Pic, Holland American Line, Carinval Cruise Line, MSC Cruises, Norwegian Cruises Linea Holgings, Royal Caribbean Cruises Ltd. y Club Cruises, así como Silversea Cruises, Celestyal Cruises y Disney Cruises Line.
Integrada por las 25 líneas de cruceros más importantes de Norteamérica, la CLIA surgió de la necesidad de promover los beneficios especiales de este tipo de periplos y constituye la asociación más grande de cruceros a escala mundial.
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Respaldada legalmente sobre la base de una propuesta presentada ante la Comisión Marítima Federal de Estados Unidos, esta organización no gubernamental tiene estatus de estructura consultiva ante la Organización Marítima Internacional.
Asimismo, las Regulaciones del Buró de Industria y Seguridad (BIS, en inglés) del Departamento del Comercio establecen límites sobre la política de licencias de exportaciones y reexportaciones hacia la isla del Caribe.
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Las restricciones del Departamento de Estado consisten en una lista de 179 entidades cubanas con las cuales quedaron prohibidas las transacciones financieras directas de entidades y ciudadanos estadounidenses, y a las que se aplica una política de denegación de licencias de exportación y reexportación de bienes y servicios de EE.UU.